Sin categoría – Blog Momentum México

Elecciones 2021

Este domingo se celebrarán las elecciones más grandes de la historia de nuestro país, no solo por el número creciente de votantes, también porque en los 32 estados tendrán elecciones locales concurrentes con elecciones federales y por la carga política y social que han envuelto estas elecciones. Esto significa que más de 21 mil cargos de elección popular estarán en disputa el próximo 7 de junio y, en gran medida, el futuro de México.

Existen muchas definiciones de lo que significa una democracia, desde expresiones mínimas en las que el hecho de celebrar elecciones libres y competitivas es suficiente, hasta expresiones que intentan abarcar cuestiones como derechos humanos y características sociales de igualdad de oportunidades y de acceso a bienes y servicios que permitan la movilidad y el libre desarrollo de las personas.

Sin embargo, todas las definiciones coinciden en que la democracia no es solo votar, pero que sin el voto no hay democracia. El voto es esencial para el funcionamiento de una democracia y para poder ejercerlo, se necesita de instituciones que organicen y regulen las elecciones, que promuevan el voto y que busquen darle confianza a todos los que buscan un cargo y quienes los votamos. Del otro lado, los elegidos deben de expresar su apoyo a las reglas democráticas y reconocer la legitimidad de sus contrincantes y del árbitro.

De igual manera, vivir en una democracia significa que todos somos agentes políticos activos con responsabilidades y obligaciones. Idealmente, nuestras voces se ven plasmadas en los resultados que arrojen las urnas, pero continuamente debemos mantener el diálogo y exigirle a nuestros gobernantes. También, la organización de las elecciones recae en nosotros, todas las personas que trabajan en las casillas el día de las elecciones y que cuentan los votos son personas que lo hacen por puro deber cívico.

Es nuestra responsabilidad informarnos sobre los candidatos, los partidos y sus propuestas para salir a votar por quien nosotros creamos que hará el mejor trabajo de gobernarnos. Esto puede ser porque los creemos capaces, porque compartimos valores o porque no queremos que gane algún otro candidato. Lo importante es salir a votar, hacer valer nuestro derecho y celebrar que disfrutamos de vivir en una democracia que, a pesar de sus deficiencias, construimos cada vez que votamos.

Turismo de vacunación

Nueva York se unió a otros estados como Texas y Florida al anunciar que recibirán a turistas de todo el mundo para aplicarles una vacuna contra la COVID-19 de manera gratuita. Esta estrategia ha sido bautizada como turismo de vacunación y es en parte responsable de las alentadoras cifras de repunte económico en Estados Unidos.

Las últimas cifras del PIB para nuestro vecino del norte mostraron algunos datos peculiares como un inusual crecimiento de más del 50,000% en la actividad económica. Este crecimiento se explica por los cientos de viajeros que fueron con la intención de aplicarse la vacuna. Para hacerlo, rentaron automóviles, comieron en restaurantes, pagaron noches de hotel y fueron de compras.

La estrategia ha sido muy criticada por algunos comentaristas porque arguyen que Estados Unidos acapara las vacunas y se aprovecha del miedo de la gente para hacer negocio. Este argumento tiene dos partes, una es logística y otra es moral. La primera se refiere al acaparamiento y si las vacunas podrían ser mejor aprovechadas en otro lugar y la segunda es si es ético lucrar con las vacunas en medio de una pandemia.

Respecto a lo primero, es difícil saber si las vacunas podrían realmente ser de mayor utilidad en otro lugar porque entran en juego muchas variables como la distribución, la capacidad para administrar las vacunas a gran escala y los planes de vacunación nacionales. Por ejemplo, para el caso de México, el tema no es la falta de vacunas, sino una falta de capacidades logísticas para administrar la vacuna en grandes cantidades.

De nada serviría que México recibiera más dosis porque no podría administrarlas, actualmente tenemos paradas millones de vacunas que, a falta de una estrategia integral de vacunación que incluya a gobiernos locales, municipales y a la iniciativa privada, se quedarán guardadas mientras se despliega lentamente el plan federal de vacunación.

Por otro lago, en Estados Unidos ocurre lo contrario, tienen tantas vacunas y tan buena logística para aplicarlas, además de una enorme porción de la población que se resiste a aplicarse la vacuna que necesitan importar la demanda de vacunas. En ese sentido, se puede debatir el argumento ético de lucro por las vacunas.

Por otra parte, los gobiernos estatales en Estados Unidos son concientes de la situación económica que tuvieron que resisitir sus gobernados durante la pandemia y es su responsabilidad velar por sus intereses y hacer todo lo posible por recuperar su economía.

Finalmente, del lado de los turistas de vacunas, es importante recalcar que el motivo de este viaje es cuidar su vida y la de sus seres queridos, esperar su turno en sus países significa seguir viviendo en riesgo. Lo más importante para que la campaña de vacunación sea exitosa a nivel global es que la mayor cantidad de personas se vacune en el menor tiempo posible, todo lo que apunte en esa dirección debe de ser bienvenido.

Un síntoma del calentamiento global

Estamos viviendo una de las peores sequías en la historia de nuestro país. La temporada de lluvias se acerca en gran parte del país, pero podría no ser suficiente para sopesar el déficit pluvial de 2020 y los incrementos en la demanda. Podríamos estar viviendo un punto de inflexión, una mirada hacía el futuro cercano y lo que podría ser vivir sin agua. Debemos tomar este asunto con la urgencia que suplica.

Las cifras son alarmantes, las 210 presas con reservas para consumo doméstico se encuentran al 46.4% de capacidad y las de riego al 33.1%. Más de la mitad de los municipios del país presentan condiciones de sequía según la CONAGUA extendidos a lo largo de todo el territorio mexicano, con el norte, noroeste, la zona del Bajío y el sur del país. Estas son algunas de las regiones más importantes para la agroindustria que se verá severamente afectada.

Además, gran parte del sector agro aún depende de las lluvias de temporal por falta de infraestructura suficiente para el riego. Esta situación podría afectar a algunos de los principales cultivos en nuestro país, de los cuales dependen millones de trabajadores y consumidores como el azúcar, la carne, el maíz y muchos más. La sequía podría conducir a una escasez en algunos productos y aumentar el precio de la canasta básica.

Para enfrentar este gran problema, existen varios caminos. Primero, es importante recalcar cómo se distribuye el consumo de agua en nuestro país, según datos de la CONAGUA, el 76.6% del agua se destina a la agricultura. 14.5% al consumo doméstico, 4.9% a la generación de electricidad en plantas termoeléctricas y 4% a la industria. Esto debería de servir como guía para plantear críticas y propuestas de política pública.

Como mencionamos anteriormente, gran parte del consumo de agua para la agricultura es de temporal. Esto quiere decir que no es posible controlarlo o someterlo a algún tipo de política distributiva. Tradicionalmente, el camino que se toma para enfrentar una sequía es racionar la cantidad de agua que se ofrece, es así porque para las autoridades resulta más fácil controlar la oferta de agua, además de ser menos costoso en términos políticos que aumentar los precios para disminuir la demanda.

Sin embargo, sostener un precio tan bajo para el agua tiene costos enormes para nuestro país, en primer lugar porque ese precio se sostiene artificialmente bajo por medio de subsidios para todo tipo de consumidor. Y en segundo lugar, porque el tener un precio tan bajo hace que no se valore ni se cuide el consumo del agua porque no afecta el bolsillo de los consumidores, desperdiciamos recursos. Además, al no cobrar el precio real del agua, todo el sistema opera con pérdidas lo cual no permite que se hagan las inversiones necesarias para modernizar, eficientar y reparar la infraestructura que sostiene el sistema y que podría ayudar a disminuir las pérdidas económicas y materiales.

A pesar de los esfuerzos, esto serviría únicamente para tratar los síntomas y no para curar la enfermedad del paciente. Podríamos hacer mejor uso de los recursos hídricos de nuestro país, pero la verdadera causa de la crisis va más allá del tema del agua, es un tema de política ambiental que traspasa incluso las fronteras de nuestro país. Urge una política ambiental seria y global para atacar el calentamiento global, de no ser así los síntomas de esa enfermedad serán cada vez más graves y se presentarán más seguido en forma de sequías, inundaciones, muerte de ecosistemas, entre otros.

Consideraciones sobre la deuda pública

De abril a junio de 2020, la deuda pública de los Estados Unidos aumentó en tres trillones de dólares. Esto es un tres seguido de doce ceros, $3,000,000,000,000, nunca antes en la historia se había visto un incremento en la deuda de tal magnitud en el mismo lapso de tiempo.

Hoy en día los economistas muestran una postura más favorable respecto a la deuda y creen que niveles mucho más altos de los antes preferidos no solo pueden ser estables, sino que pueden ser benéficos para las economías de ciertos países bajo ciertos supuestos.

Estos países y estos supuestos son aquellos países que pueden endeudarse a tasas cercanas a cero que, mientras mantengan una tasa de crecimiento mayor a la tasa de interés, podrán seguir endeudándose sin presión fiscal dado que su economía crece más rápido que su deuda.

Este balance es muy delicado y puede salirse de control si la tasa de interés supera al ritmo de crecimiento de los países y no es alcanzable para países como México cuya tasa de interés es mucho más elevada respecto a la de países como Estados Unidos o Alemania.

En este sentido, probablemente México tomó una decisión correcta al no seguir el camino del endeudamiento de sus contrapartes europeas o de Estados Unidos porque no contamos con las mismas condiciones que ellos.

Sin embargo, seguir el camino de la austeridad tampoco ha sido una decisión correcta para tiempos de crisis cuando la economía necesita un empuje, la experiencia reciente en Grecia y otros países endeudados que se decidieron por el mismo camino nos enseña que en tiempos de crisis la austeridad solo agrava el problema.

Es por eso que debemos recordar que la deuda es un instrumento, no perjudica o beneficia a un país por sí misma, depende de cada contexto y para que se destina.

En tiempos de crisis como los que vivimos actualmente se puede hacer uso medido de este instrumento para ayudar a minimizar el impacto de la pandemia, si se abusa pueden terminar pagándolo las siguientes generaciones, pero si se reniega, el daño puede ser igual de permanente.

Elecciones 2020

Desde 1932, ningún Presidente de los Estados Unidos ha perdido la reelección a menos que en su primer periodo haya habido una recesión. La economía es, por mucho, la mayor vara con la que se mide el desempeño de los presidentes norteamericanos y este año no será la excepción.

Con diferentes cosas en mente, pero los votantes de Trump y de Biden acudieron a las urnas el pasado martes con una mano en los bolsillos. Para los simpatizantes de Trump el tema más importante era la economía y para los de Biden era el coronavirus, sin saberlo ambos tenían en mente lo mismo, pero difieren en cómo atender el problema. La campaña demócrata se apegó estrictamente a lo que los epidemiólogos recomiendan, no hicieron eventos masivos y urgieron a las personas a votar por correo mientras que los republicanos optaron hacer caso omiso a las indicaciones y realizaron actos de campaña masivos acompañado de una retórica que pretendía minimizar la pandemia.

Se dice que en política forma es fondo y este caso no es la excepción. El actuar de los candidatos, más allá de los discursos de campaña, fue la más clara señal que mandaron a los votantes de cómo pretendían atender el tema que domina la agenda: el Covid-19. Trump optó por echar a andar la máquina diciendo que el costo económico es enorme y no sabemos cuándo terminará la pandemia, mientras que Biden abanderó la idea de que si las cosas se salen de control, el costo económico será aún más grande.

Al igual que hace 4 años, muchos estados se decidieron por unos miles de votos, pero algo fundamental cambió: el voto latino por Trump aumentó mientras que el voto demócrata ganó en los suburbios y ciudades. Esto nos da pie a pensar que Biden logró convencer a gente con mayor nivel educativo que el actuar de Trump en la pandemia les pareció imperdonable y que Trump pudo transmitir la urgencia por reactivar la economía a sectores socioeconómicos bajos aún por encima de sesgos ideológicos.

Ambos pugnaban por imponer su solución a una realidad que se les impuso, ambos quieren salir de la situación en la que se encuentra su país y ambos lamentarán no haber estado a la altura de la situación. Por un lado tenemos un presidente que no parece respetar las instituciones democráticas de su país y que se siente bastante cómodo enfrentando a los mismos ciudadanos para beneficiarse políticamente y por el otro, tenemos un partido al cual le faltaron dientes para defender los pilares de la política americana y que, a pesar de la necesidad, no se atrevieron a cuestionar al status quo.

Sin importar quien sea declarado presidente, el número de desempleados seguirá por los cielos, la economía no se recuperará por varios años y los más pobres sufrirán el mayor golpe, mientras que la desigualdad crece y al mismo tiempo lo harán los sentimientos que llevaron a la Casa Blanca a Trump en primer lugar.

Comercio internacional resiliente

En marzo de este año, las expectativas para el comercio internacional eran poco alentadoras. Muchos analistas una caída de más del 30% comparado con el 2019, sin embargo, el mes de junio vió el mayor aumento de un mes a otro en la historia y ahora las estimaciones predicen una caída de alrededor del 10%.

Esto puede darnos algo de esperanza y más si tomamos en cuenta lo que señala el artículo de The Economist del 12 de septiembre en su artíulo «Global Trade, Down but not out» que señala cómo el comercio internacional tras la crisis de 2009 cayó 13% cuando el PIB global solo cayó 0.1% y ahora con una caída 50 veces mayor, de 4.9% en el PIB global, se estima una menor caída en el comercio que en 2009.

Probablemente esta nueva resistencia que muestra el comercio internacional se deba a dos factores principales: el primero es la naturaleza de la crisis y el segundo es la mayor interconexión que tienen las economías respecto a las que existían en 2009.

La crisis actual indujo a una demanda de productos como equipos de computo, materiales médicos y más importante aún, maquinaria y bienes de capital en productos industrializados como respuesta a el cese en las actividades en países como China. Esta demanda de productos mantuvo a flote el comercio internacional y probablemente cambie la dinámica del comercio en los próximos años ya que grandes partes de las cadenas de suministro globales fueron repatriadas.

De igual manera, una mayor dependencia de prácticamente todos los países en las cadenas de producción y suministro globales impidieron que parara el comercio internacional porque simplemente no es viable, productos y servicios que son necesarios para el funcionamiento de las economías no podían disminuir su flujo más de lo que lo hicieron sin causar serios daños en las vidas de millones de personas.

Esta noticia debe de darnos esperanza en el futuro ya que esta increíble red de comercio internacional que, como especie global y a pesar de la resistencia de muchos, hemos construido a lo largo de varias décadas ha probado ser una red de protección y ayuda mutua entre las naciones y fuente de prosperidad para muchos.