Macroeconomía – Blog Momentum México

Los riesgos de la propuesta de reforma eléctrica

La propuesta de reforma al sistema eléctrico nacional implica un riesgo en materia de competencia y de sustentabilidad. Esta propuesta propone llevar al centro del mercado energético a la Comisión Federal de Electricidad con un posible costo en el bolsillos de los consumidores y en el derecho a un medio ambiente limpio de todos.

En primer lugar, la reforma implica un mayor control del Estado sobre el mercado energético. Propone la centralización y monopolio de la industria eléctrica, dándole una posición a la CFE para determinar la oferta y manipular los precios de la electricidad.

Además, se propone cancelar los permisos de generación eléctrica privados, al igual que los contratos de compraventa de electricidad. Se prevé que esto podría generar desabasto, ya que no se propone un remplazo para el aproximadamente 30% de energía que actualmente abastece la IP.

Quizá uno de los puntos más graves de esta propuesta es la desaparición de los órganos reguladores coordinados en materia energética: la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión Reguladora de Energía. Esto significa que nadie vigilará el buen funcionamiento de la CFE.

Eliminar a los reguladores implica la desaparición de los Certificados de Energías Limpias. Esto es, la eliminación de uno de los pocos instrumentos diseñados para incentivar la construcción de infraestructura para la generación de energías limpias.

Lo anterior podría significar una violación del TMEC y un conflicto comercial con Estados Unidos y Canadá, además de un golpe a la confianza sobre las inversiones en nuestro país por no cumplir con tratados internacionales y por el golpe a la inversión privada.

Para que avance esta reforma, se requieren 334 votos en la Cámara de Diputados. Actualmente, Morena y aliados suman 227, por lo que necesitan 57 votos adicionales, los cuales únicamente PAN y PRI podrían aportar de manera particular.

No cantemos victoria aún

El Banco de México publicó el Reporte de Estabilidad Financiera correspondiente al primer semestre de 2021 en el cual destaca la recuperación económica, las preocupaciones por la inflación y la volatilidad en los mercados financieros.

La pandemia de COVID-19 trajo consigo enormes golpes a la economía mundial que pegaron en deterioro económico, riesgo financiero y una elevada incertidumbre. Tanto el gobierno como empresas e individuos los han recibido de manera brutal durante más de un año.

Hubo un repunte en la actividad económica a finales del año pasado que continuó de manera más moderada en la gran mayoría de los países y las proyecciones de crecimiento para 2021 y 2022 inspiran cierta esperanza ya que fueron revisadas al alza.

A pesar de los pronósticos, ha surgido el miedo a una ola generalizada de inflación, principalmente por el incremento en los precios de los energéticos y una base baja de comparación. Esto dentro de un contexto de política monetaria que podríamos denominar acomodaticia.

Preocupa, igualmente, la respuesta de varios países a la pandemia. En Estados Unidos, se aprobó un estímulo con un paquete fiscal por la cantidad histórica de 1.9 billones de dólares y hay sospechas respecto al presupuesto para el ejercicio de 2022, podría superar los 6 billones de dólares.

Como respuesta, los mercados financieros han recibido con un desempeño favorable estas acciones. Sin embargo, hemos observado periodos de creciente volatilidad que se detonan como respuesta a la creciente preocupación de la inflación que pueden causar estas medidas.

Para mitigar las expectativas de inflación, que son un componente importante para determinar la inflación, algunas de las economías más avanzadas decidieron aumentar sus tasas de interés de mediano y largo plazo. Esto depreció algunas monedas de países emergentes.

El Banco de México reporta que el sistema financiero mexicano ha mostrado su resiliencia y posición sólida que se puede medir en los niveles de capital y liquidez por encima de los mínimos regulatorios. Otra noticia que da esperanza es el avance en la vacunación que ha sido favorable.

Si bien, todo parece indicar que estamos a punto de vencer la batalla y dejar atrás la pandemia, aún no podemos cantar victoria porque el escenario es de gran incertidumbre y la recuperación será heterogénea, tanto entre países, como sectores y clases sociales.

La agenda internacional

Joseph Stiglitz es uno de los más duros críticos de la globalización, no porque se oponga ideológicamente a ella, sino porque cree que no hemos sido capaces de crear un sistema global que funcione en beneficio de todos. En el centro de esta incapacidad, se encuentra la falta de voluntad política para crear un mundo más democrático e integrado.

El mundo requiere de que los países cooperen. Cada día que pasa, la agenda global se impone a la agenda nacional. Es más importante lo que ocurre en otros países para el funcionamiento interno, las políticas ambientales de un país afectan al resto, el calentamiento global avanza en la agenda; las políticas migratorias de un país afectan al resto, avanza en la agenda la migración y, por dar otro ejemplo, los subsidios en un país pueden condenar a millones a la pobreza del otro lado del mundo.

Este último ejemplo, el de los subsidios, es parte esencial del argumento en un capítulo del libro «The Future of Globalization» del expresidente Ernesto Zedillo que escribió Stiglitz. En él, nos muestra cómo las instituciones de la globalización, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, entre otras, presionan a los países en desarrollo a eliminar subsidios y barreras al comercio en sectores donde las naciones más desarrolladas tienen ventajas comparativas.

Los países desarrollados no han sido recíprocos, mantienen sectores fuertemente protegidos. En este mismo capítulo, nos da un ejemplo sobre los subsidios a la producción algodonera en los Estados Unidos, ahí narra cómo los subsidios hacen que los algodoneros produzcan más de lo que deben, lo cual empuja el precio mundial del algodón hacia abajo y esto, como consecuencia, significa una pérdida del 1-2% en algunos países africanos que dependen intensamente del algodón.

Lo mismo ocurre en Europa, donde la producción de productos lácteos tiene efectos graves sobre el medio ambiente, sobre el precio de productos básicos y nos deja con una cifra verdaderamente sorprendente: el subsidio promedio por vaca en Europa al día es mayor que el ingreso de 2.8 mil millones de personas en el mundo. Sin lugar a duda y cada vez más en un mundo que avanza hacía la integración, la política interior tiene repercusiones en el exterior.

Esto se ha cristalizado durante la actual pandemia, hemos visto una enorme disparidad en la distribución de las vacunas. Durante el evento mundial que más ha requerido de cooperación internacional, hemos visto a países actuar de manera unilateral como si lo que ocurriera en su interior no afectara al resto. Lo mismo puede decirse respecto a la amenaza del calentamiento global, los esfuerzos han sido insuficientes.

Lo que Stiglitz propone, es rediseñar el marco institucional que rige la política de la globalización. El objetivo debe de ser una globalización que funcione para todos y que tenga el poder de distribuir responsabilidades y atribuciones de manera democrática y equitativa. Esto será una necesidad que se impondrá porque hay temas que no reconocen fronteras y la manera en la que los abordemos no puede ser desde el unilateralismo ni desde una perspectiva local porque, al final del día, todos estamos en el mismo barco.

¿Qué podemos aprender de 1982?

Las recientes preocupaciones por una crisis de la deuda nos remonta naturalmente a buscar comparativos con el escenario de 1982. Es posible argumentar que las condiciones no son las mismas, pero las consecuencias si podrían ser las mismas. Es por eso que reflexionar sobre lo ocurrido nos puede ayudar a defendernos mejor en el presente y evitar los mismos errores del pasado.

Los motivos del endeudamiento en 1982 fueron muy diferentes a los actuales. En 1982, la gran mayoría de las economías emergentes habían emprendido un modelo de industrialización por sustitución de importaciones. Este modelo era restrictivo al libre comercio, al libre tipo de cambio y al libre flujo de capitales, por estos motivos y otros, el método de financiamiento preferido era mediante reservas bancarias que, por simplificar, reciclaban el dinero dentro de la economía.

Este modelo, por malas prácticas políticas, corrupción y por su inevitable circularidad estaba trabajando a marchas forzadas a finales de la década de los 70 para sostener las grandes empresas estatales y el nivel de gasto publico que tenían como intención dirigir el crecimiento económico desde el centro. Para ese entonces, los países buscaron alternativas de financiamiento y como los mercados financieros en las naciones emergentes eran precarios, naturalmente se acudió al endeudamiento externo.

Para darnos una idea de la magnitud de la situación en 1982, Citibank tenía préstamos a países latinoamericanos que representaban un 174% de su capital, Bank of America 154% y Manufacturers Hanover 77% únicamente en préstamos a Brasil. El destino de los recursos fue igual de determinante. Dentro de las empresas paraestatales, la necesidad de recursos para adquirir bienes de capital y tecnología fueron un reflejo de los problemas estructurales que el modelo anterior buscó resolver, pero que nunca pudo.

En el caso de México, se debe de sumar a esta dependencia el destino de los dólares que entraban a nuestro país por la venta de petróleo. Nunca pudimos disfrutar de los beneficios íntegros de los ingresos petroleros porque la gran mayoría de ellos se uso para el pago de los servicios de la deuda.

La alta inflación en Estados Unidos y la decisión radical del mandamás de la Reserva Federal, Paul Volcker, desencadenarían una serie de eventos que evidenciarían la insostenible situación financiera en gran parte del mundo emergente que se encontraba sostenida por alfileres. Al aumentar las tasas y obligar a los bancos comerciales a aumentar las provisiones causó una violenta restricción en la oferta de créditos y un aumento en las tasas internacionales para evitar la fuga de capitales. 

Posteriormente, la administración de Ronald Regan intentaría contrarrestar los efectos drásticos de la política anterior que había causado recesión y transformaría a los Estados Unidos en un paraíso para los grandes capitales que abandonaron a los antes lucrativos mercados emergentes por la seguridad americana.

México daría la primer señal de alerta al declarar su incapacidad de cumplir con sus obligaciones. La cantidad de reservas internacionales era bajísima y nos invita a pensar sobre el trabajo del Fondo Monetario Internacional, ¿por qué darían su beneplacito a esos niveles de endeudamiento cuando los países se encontraban tan mal parados? 

En el caso de México, esta situación se empareja con el populismo voraz de José López Portillo. La devaluación del peso, la incautación de los depósitos privados en dólares y la nacionalización de la banca serían decisiones que pagaríamos por mucho tiempo. La confianza totalmente perdida tuvo como consecuencia natural la fuga de capitales y nos pondría en una situación complicada y se recurrió al único medio libremente disponible para financiar el gasto público: la monetización del déficit público. 

En la actualidad, la emergencia de la deuda se debe a un choque externo causado por la pandemia no por el agotamiento de un modelo económico. Además vivimos un periodo de excepcional inflación baja a nivel global y dinero barato. Es por eso que los niveles de deuda actuales son manejables para la gran mayoría de los países, también contamos con mejores políticas de control desde los bancos privados, instituciones financieras internacionales y agencias calificadoras.

A pesar de las posibles señales de optimismo que nos podrían indicar que no nos dirigimos hacia una situación similar a la de 1982, la latencia de la inflación y la serie de políticas monetarias que acarrearía debe preocuparnos. Esto podría desencadenar una reacción internacional de impago si, además, la crisis por el coronavirus se alarga por más de lo previsto.

En específico, para México, aún es temprano para conocer los costos y beneficios de la aversión de López Obrador por la deuda externa, si hubiera sido mejor endeudarnos para enfrentar de mejor manera la crisis o nos ahorro de un episodio de estrés. Además, mientras el Banco de México mantenga su independencia podemos estar tranquilos que no habrá una monetización del gasto público, en ese sentido no hay paralelismo con el populismo de López Portillo.

Estímulo en Estados Unidos

1.9 billones de dólares o USD $1,900,000,000,000.00 es la cifra del estímulo que se discute en Estados Unidos propuesto por el Presidente Joe Biden. Para dimensionar, el PIB de la economía mexicana en 2019 fue de aproximadamente 1.3 billones de dólares. 

La Secretaria del Tesoro y expresidente de la Reserva Federal, Janet Yellen defendió la cifra de 1.9 billones contra la propuesta de 0.618 billones del Partido Republicano. En una entrevista para CNBC el pasado 18 de febrero afirmó que los costos de hacer muy poco son mucho mayores a los un paquete ambicioso como le que proponen.

Pese a señales de una reactivación económica más pronta de lo que se había estimado, Yellen dijo que un paquete económico para encaminarnos a una recuperación completa. Dijo no estar preocupada por la inflación que podría causar porque a pesar de ser un riesgo, se mostró segura respecto a las herramientas que tiene la Fed para combatirla, en caso de que surja. 

El principal objetivo del estímulo es aliviar el golpe para millones de ciudadanos. Millones de negocios pequeños han cerrado, 15 millones tienen retrasos en sus rentas y más alarmante aún, 24 millones de adultos y 12 millones de niños no tienen el ingreso suficiente para poner comida en la mesa.

El impacto en la nación más rica y poderosa pone en perspectiva lo que se ha sufrido en el resto del mundo. Sin embargo, Estados Unidos tiene el poder de manejar su política monetaria con mucha más flexibilidad que el resto al ser el dólar la moneda de reserva global cuya demanda es bastante segura. 

Al igual que las noticias del estímulo anterior, los mercados financieros respondieron positivamente a las palabras de Janet Yellen. Algunos economistas creen que los estímulos no han causado inflación por las restricciones a la economía real que no han causado presión, pero que el alza en los precios de los activos si han reaccionado.

De cualquier manera, esperemos que la reactivación económica de Estados Unidos le de aliento a la economía mexicana y nos empuje a salir del hueco en el que nos encontramos. Solo el tiempo dirá si la decisión de no endeudarse del gobierno mexicano será positiva en comparación de otros países latinoamericanos que comienzan a sentir las presiones por la deuda.

Lo que esperamos para este 2021

Las preocupaciones al inicio del año pasado eran el Brexit, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la inestabilidad política causada por la campaña de reelección de Donald Trump y las tensiones bélicas entre Estados Unidos e Irán. Todos estos eventos a excepción de las tensiones con Irán tuvieron un desenlace catastrófico y aún así fueron nota de segundo plano dado que la gran historia de el pasado año fue la pandemia, las vidas que cobró y los estragos que causó.

Este año comenzó de manera anárquica y contradictoria. Por un lado las imágenes que nos regalaron los cientos de personas que irrumpieron en el Capitolio muestran la profundidad de a herida que dejará la presidencia de Donald Trump y el tiempo que tardará en cicatrizar, mientras que por el otro lado los mercados financieros continuan su disociación con la realidad, millones de desempleados y una profunda crisis social y económica no parecen afectar su escalada hacia altos históricos que se vuelven noticia cotidiana.

El retorno paulatino a la normalidad parece cada vez más cercano, la llegada de la vacuna a finales del año pasado y su aplicación a gran escala que apenas comienza nos da un ápice de esperanza para volver a nuestros espacios de trabajo, escuelas y actividades recreativas que tuvieron que ser abandonadas. Sin embargo, muchos economistas advierten de un retorno en forma de K, es decir, que mientras unos se recuperarán, otros continuarán por el camino descendiente y que se ampliará la brecha de desigualdad, en especial en economías avanzadas y entre personas con un nivel escolar alto y quienes no cuentan con estudios.

Otra gran tendencia que tiene el potencial de revolucionar la economía mundial y el sistema financiero global es la adopción institucional de las criptomonedas, en especial del Bitcoin que en el último mes ha visto su valor aumentar por más del 120% respecto al dólar. Muchos analistas e instituciones financieras creen que el estigma que generaba la criptomoneda como medio de transacciones ilegales se evaporó y dio paso a tomar en serio sus cualidades, comenzando por la tecnología que la subyace, su stock limitado, su capacidad de registrar cada movimiento y su divisibilidad.

En cuanto a los cambios forzados en los hábitos de consumo de las personas, todo parece indicar que el confinamiento únicamente aceleró la adopción masiva del comercio en linea, incluso en países menos desarrollados o con poca infraestructura. También, consolidó el dominio de las empresas de tecnología sobre la economía global que se debe no solo a su tamaño y recursos, especialmente a su influencia para determinar resultados políticos y ser los medios de comunicación socializada a la cual recurren miles de millones de personas en todo el planeta. Además de controlar el recurso más importante del momento: los datos de consumo, preferencias, secretos y hábitos de las personas.

Por último, la última gran tendencia que echará raíz este 2021 probablemente sea el movimiento ecologista que invadirá todos los aspectos de nuestras vidas, desde la política impulsado fuertemente por el Presidente Joe Biden y la nueva corriente verde en el congreso de los Estados Unidos encabezado por gente como Alexandria Ocasio-Cortez, pasando por las finanzas impulsado principalmente por un cambio en la mentalidad de los inversionistas que buscarán generar un impacto a través de sus inversiones y siendo cada vez más conscientes y alejándose de sectores como Oil & Gas y hasta los productos que consumimos y la manera en la que se producen impulsado por avances tecnológicos que vuelven los procesos verdes económicamente viables

Cuidado con la autonomía del Banco de México

El mandato del Banco de México es procurar la estabilidad de los precios, es decir, mantener la inflación alrededor de su meta del 3%, también, de manera indirecta facilitar el sano desarrollo del sistema financiero y ser pilar de la estabilidad macroeconómica del país.

Desde que México decidió por tener un Banco Central no subordinado a ningún autoridad gubernamental, la inflación se ha controlado de manera más eficaz y desde que se adoptó un régimen de objetos de inflación como marco para la conducción de la política monetaria del 3% en 2001, las fluctuaciones de la inflación han sido mínimas a comparación con las anteriores.

La independencia del Banco de México ha sido fundamental para lograr que se cumplan las metas inflacionarias, al igual que estar dotado de herramientas para instrumentar su política por los diferentes canales de transmisión de la política monetaria. Uno de ellos se encuentra en riesgo.

El proyecto de decreto de reformas a la Ley del Banco de México para que adquiera moneda extranjera en efectivo, aprobado por el Senado de la República vulnera la autonomía del Banco Central porque pretende obligarlo a comprar las reservas en exceso en dólares que los bancos comerciales no puedan regresar a los Estados Unidos.


Recordemos que existen límites en cuanto a las operaciones en dólares que se realizan en nuestro país, las restricciones están diseñadas para evitar que recursos ilícitos entren al sistema financiero y en general, constan de expedientes e identificaciones por parte de los bancos comerciales que reportan a la Secretaría de Hacienda de cualquier actividad inusual en alguna de sus cuentas.

Los dólares en efectivo después de pasar los controles son enviados de regreso a los Estados Unidos a través de contratos privados entre los bancos comerciales y empresas especializadas, de esta manera entran en las cuentas de los bancos comerciales de manera legal y son ellos mismos quienes incurren en los gastos y los riesgos de las operaciones.

Los bancos comerciales que no pueden realizar estos contratos para enviar efectivo a los Estados Unidos es porque se no tienen los controles necesarios para garantizar que los recursos no provienen de fuentes ilegales. Este no es el caso de la mayoría de los bancos que realizan estas operaciones de manera habitual y sin inconvenientes.

Los dólares en efectivo que circulan en nuestro país provienen del turismo, en parte de las remesas (únicamente el 1.5% de las remesas son en efectivo) y en su mayoría del narcotráfico, es por eso que los controles son tan importantes para evitar el lavado de dinero.

La autonomía del Banco de México se vería mermada por el hecho de que se le obligaría a comprar estos excedentes en efectivo. Esto podría tener grandes repercusiones, en primer lugar porque la decisión de si comprar o no dólares debería de recaer en las autoridades del Banco Central, no en una obligación y en segundo lugar porque podría comprometer las reservas internacionales de México.

Al obligar al Banco a comprar las dólares se le estaría obligando a mover reservas sin que éste pueda hacerlo conforme a sus objetivos y se perdería la capacidad de reacción de uno de sus instrumentos para ejercer su política monetaria. Hay que tener en mente que las reservas internacionales son un activo en el balance del Banco de México y que el efectivo es un pasivo y que cualquier movimiento del lado del activo (aumentar las reservas), tiene que tener un movimiento reciproco del lado del pasivo (más dinero).

Más grave aún es que se podría poner en riesgo el total de las reservas internacionales de México si se llega a sospechar que han entrado recursos de origen ilegal a ellas. La cuenta podría ser congelada y podríamos ser sujetos a sanciones internacionales. Las consecuencias para la estabilidad monetaria y para la economía mexicana podrían ser devastadoras.

Es muy grave lo que se pretende hacer desde el Senado para la estabilidad económica de nuestro país, manda señales poco alentadoras respecto al respeto a la autonomía del Banco Central y al entendimiento del sistema financiero global y las reglas que lo rigen. El Banco de México no debe de responder a ninguna autoridad gubernamental ni debe de ser usado como instrumento para incorporar recursos de dudosa procedencia al sistema financiero.

Ganadores regionales

La guerra comercial entre Estados Unidos y China
probablemente tendrá como ganador a México, y es que las
tensiones comerciales entre ambos países no disminuyeron la
demanda de productos que se importaban de China hacia los
Estados Unidos, únicamente los volvieron más caros y, por
consiguiente, se ha vuelto más atractivo importarlos desde
México.


Similarmente ocurrirá con la situación actual, el comercio se
volverá más caro en la medida en la que los gobiernos
comiencen a intervenir más. Las tentaciones de intervenir en
el comercio están siempre presentes, muchas responden a la
economía política de sus países, lo cual lleva a los gobiernos a
tomar decisiones con fines electorales o políticos y no
meramente económicos, como es el ejemplo de los subsidios al
campo en Francia que se hacen para sostener al fuerte y
organizado gremio de trabajadores del campo y que
corresponden a una base electoral y social muy importante.


Sin embargo, recientemente hemos visto otro tipo de
intervención que responde a la situación de emergencia que
vivimos, las restricciones a las exportaciones de materiales y
equipo médico son consecuencia del miedo que existe a no
poder cubrir con la demanda local. Por el momento, las
restricciones se han limitado a estos productos, pero no
sabemos cuanto más puedan resistir las cadenas de suministro
de alimentos y de otros productos que, si comienzan a fallar o
algunos productos a escasear, traerán consigo una serie de
restricciones que siguen la misma lógica que tuvo la
restricción a las exportaciones de equipos médicos.


Por otro lado, las empresas comenzarán a repensar la
viabilidad y los beneficios de tener cadenas de producción
globales porque, como se dice popularmente, una cadena solo
es tan fuerte como su eslabón más débil y, eventualmente, se
pondrá en una balanza el retorno a las cosas tal como estaban
antes de la pandemia frente a los costos de no tener control
sobre los procesos de producción completos. Un viraje en las
posturas respecto al comercio internacional de los gobiernos
podría ser el punto de inflexión que lleve a las empresas a no
querer correr los riesgos, por lo que las empresas buscarán
minimizar la incertidumbre.


La oposición al libre comercio no es algo nuevo, pero si saldrá
reforzada de esta pandemia y es que los beneficios del
comercio son difíciles de sentir ya que se encuentran muy
dispersos, todos los habitantes de un país con libre comercio
se benefician de él, pero casi nunca lo notan. Sin embargo, las
pérdidas, que, a pesar de ser mucho menores a las ganancias,
existen, pero son más evidentes, ya que se concentran en
algunos sectores específicos.


Esta concentración de las pérdidas y dispersión de las
ganancias permite a algunos de los perdedores organizarse.
En este caso, habrá personas y sectores cuyas pérdidas no
necesariamente sean consecuencia del libre comercio, pero
podrían ser susceptibles de ser convencidos por las campañas
contra el libre comercio de que, precisamente, es el libre
comercio el enemigo a vencer.


Desde antes de la pandemia, comenzábamos a notar una
ralentización en el crecimiento del comercio y una postura
menos amigable en torno él. La guerra comercial de los
Estados Unidos con China es su ejemplo más reciente, de
igual forma, debemos recordar que una de las primeras
acciones de los Estados Unidos fue salirse del Acuerdo
Transpacífico de Cooperación Económica, en Europa vimos
el Brexit y a pesar de que se firmó un nuevo acuerdo comercial
en Norteamérica, además de modernizarse, también se
incluyeron cláusulas más restrictivas.


No son solo los acuerdos comerciales multilaterales y las
políticas comerciales se han visto diezmadas, la cooperación
multilateral se ha puesto a prueba. Los ya de por sí
insuficientes esfuerzos por combatir el calentamiento global,
tuvieron un fuerte tropiezo con la salida de Estados Unidos
del acuerdo de Paris. La cooperación internacional parece
estar pasando por sus peores momentos desde la década de los
noventa tras la caída del Muro de Berlín.


En este nuevo arreglo mundial, los acuerdos bilaterales
prevalecerán sobre los acuerdos multilaterales y la
cooperación global será sustituida por la cooperación
regional, en este sentido podrían salir nuevos competidores
que reten el estatus de las potencias actuales y serán aquellos
países que puedan adaptarse a esta nueva situación y puedan
sustituir llenar el hueco que dejan las cadenas de producción
globales.


Países como México en Norteamérica, Turquía en Europa,
Etiopía en África y Tailandia en Asia podrían ser grandes
ganadores, todos estos países habían logrado incrustarse en
las cadenas de producción globales, en esto tienen una ventaja
respecto a otros países y si pueden absorber mayor parte de los
procesos de producción, conseguirán establecerse como serios
contendientes regionales.


Los acuerdos bilaterales o regionales podrán ser benéficos
para algunos países que emergerán como nuevas potencias
regionales, sin embargo, problemas como el calentamiento
global, el terrorismo o una pandemia como la que
actualmente vivimos demandan cooperación global, será
interesante observar cómo se atacan estos problemas desde
esta nueva forma de organizar la cooperación.

Banco de México sobre el 2021

El día de ayer, salió al público la minuta sobre la reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el pasado 24 de septiembre. La resolución de esta junta fue reducir en 25 puntos base en objetivo de Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 4.25%.

Para tomar esta decisión, los miembros de la Junta analizan el entorno económico nacional para poder tomar una decisión con base en el momento que se vive. Dentro de esta discusión, llama la atención la preocupación que muestran por el entorno macroeconómico y financiero del país.

Destacan la apreciación del tipo de cambio que, a pesar de ser una de las monedas emergentes que más se ha apreciado, la posición cambiaria neta es negativa y el acumulado anual de los flujos a instrumentos de renta fija sigue siendo negativo por más de 14 mil millones de dólares. También destacaron que el riesgo soberano mejoro ligeramente y que el mercado bursátil nacional disminuyó en línea con la tendencia global.

Resaltó la mayoría que la situación de las finanzas públicas constituía un factor de riesgo por varios motivos. El primero, es la deuda, que pasará a 54.7% del PIB aumentando de 44.8% y los requerimientos financieros de la deuda de 2.3% a 4.7%; el segundo, es que el paquete económico para 2021 es una continuación de los dos años anteriores donde preocupa el manejo austero de las finanzas públicas y la orientación a los programas prioritarios.

El tercer motivo, es el pequeño aumento en el presupuesto de salud que será insuficiente en la coyuntura actual y la caída en la inversión pública a su nivel más bajo en 20 años; y, el cuarto, es el agotamiento de los recursos del fondo de estabilización para 2021 y que los supuestos sobre los cuales se basa el paquete económico no podrán cumplirse como los objetivos de producción petrolera.

Respecto al último punto, se mostró mucha preocupación respecto a la situación de PEMEX, muchos prevén que necesite apoyos fiscales adicionales y que la posibilidad de un recorte en la calificación de la petrolera podrían afectar las finanzas públicas. Lo que más preocupó fue la ausencia de un plan o una solución a largo plazo para los problemas de PEMEX.

Finalmente, la mayoría de los Gobernadores de la Junta subrayaron que existe un entorno poco propicio para la inversión privada, señalaron plantones, tomas de infraestructura ferroviaria y carretera, robo de combustible y el aumento en la inseguridad como factores que desalientan la inversión privada que es necesaria para mantener un crecimiento sostenido.

Importante también, la falta de apoyo fiscal para mitigar los daños a largo plazo en el aparato productivo, en especial en las pequeñas y medianas empresas. En general, parece preocuparles el futuro próximo de la economía mexicana, mucho estrés en las finanzas públicas para el próximo año y sugieren una reorientación del gasto.

Comercio internacional resiliente

En marzo de este año, las expectativas para el comercio internacional eran poco alentadoras. Muchos analistas una caída de más del 30% comparado con el 2019, sin embargo, el mes de junio vió el mayor aumento de un mes a otro en la historia y ahora las estimaciones predicen una caída de alrededor del 10%.

Esto puede darnos algo de esperanza y más si tomamos en cuenta lo que señala el artículo de The Economist del 12 de septiembre en su artíulo «Global Trade, Down but not out» que señala cómo el comercio internacional tras la crisis de 2009 cayó 13% cuando el PIB global solo cayó 0.1% y ahora con una caída 50 veces mayor, de 4.9% en el PIB global, se estima una menor caída en el comercio que en 2009.

Probablemente esta nueva resistencia que muestra el comercio internacional se deba a dos factores principales: el primero es la naturaleza de la crisis y el segundo es la mayor interconexión que tienen las economías respecto a las que existían en 2009.

La crisis actual indujo a una demanda de productos como equipos de computo, materiales médicos y más importante aún, maquinaria y bienes de capital en productos industrializados como respuesta a el cese en las actividades en países como China. Esta demanda de productos mantuvo a flote el comercio internacional y probablemente cambie la dinámica del comercio en los próximos años ya que grandes partes de las cadenas de suministro globales fueron repatriadas.

De igual manera, una mayor dependencia de prácticamente todos los países en las cadenas de producción y suministro globales impidieron que parara el comercio internacional porque simplemente no es viable, productos y servicios que son necesarios para el funcionamiento de las economías no podían disminuir su flujo más de lo que lo hicieron sin causar serios daños en las vidas de millones de personas.

Esta noticia debe de darnos esperanza en el futuro ya que esta increíble red de comercio internacional que, como especie global y a pesar de la resistencia de muchos, hemos construido a lo largo de varias décadas ha probado ser una red de protección y ayuda mutua entre las naciones y fuente de prosperidad para muchos.