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La Inteligencia Artificial podría ser la solución para resolver la desigualdad

La compañía Salesforce ha promovido la investigación en Inteligencia Artificial y adoptaron una simulación muy peculiar que podría ser el primer paso hacia políticas públicas, tanto económicas como sociales, diseñadas por computadoras.

¿Cómo resolver el creciente problema de la desigualdad a nivel global? Es claro que las políticas actuales no han servido porque actualmente nos encontramos en uno de los momentos más desiguales de los últimos 150 años y con un grave incremento durante la pandemia.

Los esfuerzos realizados para mitigar este problema normalmente se quedan cortos y solo atacan una faceta del problema. Se busca solucionar la pobreza, la desigualdad en la riqueza, la desigualdad en el ingreso, la falta de acceso a bienes, servicios y oportunidades, entre otros.

Sin embargo, es raro encontrar políticas que entiendan estas señales como parte de un mismo problema, además de ser tomadas con base a dogmas como el libre mercado o la redistribución sin más. Esto conduce a políticas que desde su concepción son fallidas porque no se adaptan a la realidad.

En los casos en que si se toma en cuenta la evidencia para diseñar políticas, el número de factores puede llegar a ser abrumador y el menor de los cambios puede afectar los resultados de manera contundente. Es por eso que la innovación en este ámbito promete revolucionar nuestro entorno.

Por el momento, el campo de las políticas públicas dentro del mundo de la inteligencia artificial es pequeño y se limita a modelos muy sencillos que modelan sociedades muy pequeñas y con funciones muy limitadas. A pesar de esto, los resultados que arroja son increibles.

El modelo de Salesforce: The AI Economist consiste en una sociedad compuesta por 4 individuos con diferentes capacidades y una autoridad que define la política fiscal y redistributiva. En este modelo los individuos recolectan recursos, intercambian y pueden adquirir y rentar bienes.

Se puede ajustar el modelo para perseguir diferentes objetivos y al final de millones de simulaciones arroja un número que representa el tradeoff entre productividad y equidad, también arroja un cuadro con la distribución de propiedad entre los cuatro individuos.

Al dejar correr las simulaciones, se encontró que dejar todo al libre mercado llevaba a una sociedad con una distribución de propiedad increíblemente desigual, casi todo concentrado en un individuo y una muy baja productividad por falta de incentivos, pero una economía grande.

El ejemplo es eficiente en sentido de Pareto, como marca la teoría, pero el resultado no es óptimo si utilizamos otra métrica. La eficiencia en sentido de Pareto significa que no puedes mejorar el bienestar de alguien sin empeorar a alguien más. Pero si la distribución es desigual, no sirve.

Con la política fiscal actual de los Estados Unidos, se encontró que existe una desigualdad muy grande, menor a la del ejemplo anterior, pero igualmente alarmante y que coincide con los datos reales. Además de una economía muy pequeña para su potencial.

El mejor resultado se obtuvo cuando la instrucción fue cuidar tanto la productividad como la desigualdad, el resultado se encontraba casi en la frontera Pareto y tenía una distribución de la riqueza casi equitativa. Una clase media robusta y subsidios de los más ricos a los más pobres.

El resultado más esperanzador es que se encontró que aún tenemos un amplio margen para mejorar la política fiscal y que el tradeoff entre productividad y equidad puede ser optimizado. Otro enorme resultado es abrir la puerta a la posibilidad de diseñar políticas usando IA.

La muerte de los skinny jeans y el surgimiento de una nueva generación

Por más de 20 años, los skinny jeans dominaron las calles, los aparadores y las pasarelas. Este corte definió a una generación: los millenials, sobervivió el movimiento fast fashion y los rápidos cambios impuestos en los gustos de los consumidores.

Esto no fue bueno para la industria de la moda que depende de cambios en las tendencias para poder vender.La industria de los jeans esta valuada en 70 mil millones de dólares al año.

Desde 2001 hasta 2019, los skinny jeans representaban más del 80% del total de las ventas, en 2020, representaron alrededor del 30% y en lo que va de 2021, esta cifra continua si tendencia a la baja.

Durante las casi dos décadas, diseñadores y marcas se rindieron y dejaron de intentar introducir una nueva silueta.El punto de quiebre vino con un video viral de una estudiante de moda en Toronto de 21 años que declaró la muerte de los skinny jeans.

Pronto, y sin tener esa intención, logró lo que por casi 20 años nadie en la industria pudo y al mismo tiempo anunciar la llegada de una nueva generación al mercado.

Los millenials pasaron de moda, ahora la Generación Z es quien marca las tendencias y todos debemos comenzar a prestarles atención.Además, este cambio en las preferencias no pudo haber llegado en mejor momento.

La industria de la moda fue una de las más golpeadas por la pandemia y una renovación de tendencia es lo que necesitaban para revivir las ventas. Podemos esperar que esta sea una de las muchas señales que veremos de la recuperación económica.

Para regresar a los niveles de actividad económica pre-pandemia, necesitamos que la gente salga, que gaste y que comience a circular el dinero.

Casos como este podrán ser observados en todas las industrias, cambios en las preferencias de las personas posteriores a la pandemia dictarán los ganadores y perdedores en cada sector.

Higiene, experiencias, personalización, identidad y comodidad parecen ser las nuevas prioridades de los consumidores que no buscan los mismos símbolos de status que las anteriores generaciones.

Para poder sostenerse en pie, las empresas deberán de aprender a venderle a una nueva generación que no cabe en un molde y que se distingue por rechazar las formas y protocolos establecidos.

Social Shopping, una mirada al futuro de las compras

Siguiendo los pasos de China, el mayor mercado de las compras en linea, grandes empresas se apuntan a revolucionar la manera en la que compramos y nos relacionamos con nuestras marcas favoritas. Los datos, las redes sociales, la personalización y las experiencias están cambiando la manera en la que compramos.

En China, las ventas en linea superaron los USD $2.29 trillones y se espera que este año más del total de las compras realizadas en el país sea por vía electrónica. El país que más se acerca a es Corea del Sur con 25% del total de las ventas del país realizadas en linea.

Lo que distingue al comercio en linea chino es la integración de buscadores, redes sociales, comercio en línea y pagos. Alibaba, JD y Pinduoduo acapara cerca del 80% del mercado y funcionan, a grandes rasgos como un Google, Facebook, Amazon y Paypal de manera integrada.

Esta integración les permite conocer de manera más profunda a sus consumidores. Los datos lideran la revolución en las compras en China porque las empresas conocen mejor a sus clientes y, a su vez, los clientes están más dispuestos a compartir sus datos que en otros países.

En comparación, Amazon conoce poco de sus clientes. Se limita al comportamiento e historial dentro de su plataforma, pero desconoce sus hábitos sociales y financieros, cosa que sus rivales Chinos conocen a la perfección y utilizan para ofrecer productos a la medida.

Esto ha empujado a empresas a buscar conectar de manera más profunda con sus consumidores de maneras menos tradicionales. El surgimiento de Shopify pretende permitir que cualquiera instale su tienda en linea y conectar a los productores y compradores a través de las redes sociales.

Otro ejemplo es Nike, quien ha decidido concentrar sus ventas en linea dentro de su ecosistema, además ofrece productos digitales como apps que monitorean cuanto corremos o yoga hacemos para entender las tendencias y ofrecer productos personalizados y dirigir las estrategias de ventas.

Todos estos cambios en la manera en la que compramos tienen el potencial de incrementar el bienestar de los consumidores al ofrecerles productos a la medida y a un menor precio. También, puede ayudar a reducir los costos, los inventarios y los desperdicios para los productores.

Sin embargo, la mayor preocupación tanto para los consumidores como para los productores será la privacidad. Las empresas tendrán que probar ser confiables y manejar de manera responsable la información personal de millones de compradores.

Se estima que para 2025 la cantidad de datos que serán capturados excederá los 175 billones de gigabytes. Esta enorme cantidad de información deberá ser regulada y utilizada de formas que no interfieran con la libertad y la privacidad.

Sin duda estamos en el comienzo de una nueva era en las compras que pone a los consumidores al volante y nos permitirá generar tendencias, comprar más y de manera responsable y de una manera que se integre a nuestra vida social de manera natural.

La economía del diseño

El diseño es una de los pilares de la economía creativa. Para muchos economistas, el desarrollo tecnológico, la automatización y la pérdida de trabajos que esto conlleve tendrá como efecto el crecimiento de las industrias creativas de manera importante en los próximos años.

Vivimos rodeados del trabajo de diseñadores, pero no nos percatamos porque precisamente el buen trabajo de un diseñador es crear productos que se adornen los espacios sin robar la atención. Un buen producto es aquel que no notas porque cumple su propósito de manera elegante, y si lo notas es para exaltar su encanto o su funcionalidad.

El diseño fusiona el arte con la vida práctica, se tiene que entender el contexto económico para desarrollar un producto que sea funcional, estético y comerciable. Busca solucionar problemas cotidianos de la manera más eficiente sin dejar detrás la belleza.

En este sentido, toma valores económicos como la eficiencia, la maximización de beneficios y la completa utilización de recursos para crear objetos que mejoran la vida de las personas. También, esta industria premia la innovación y abraza la competencia, sobrevive el mejor producto.

México tiene un enorme potencial artístico, creativo y cultural que puede ser tierra fértil para el desarrollo de una industria del diseño con identidad propia. Este potencial pude ser aprovechado por empresas de todo tipo que utilizan el diseño más allá del valor estético que provee, lo incorporan en el proceso de desarrollo y lo consideran un elemento estratégico clave.

Empresas como Apple, Google, Samsung y, en México, Bimbo han incorporado el diseño en las etapas de desarrollo de productos y soluciones de negocio. Lo han hecho por medio del «design thinking», esta herramienta incorpora el proceso creativo del diseño para analizar problemas desde muchas perspectivas, redefine los problemas y busca soluciones creativas.

Sin duda, el diseño nos regala enormes beneficios en nuestro día a día, cada objeto que utilizamos a lo largo del día salió de la mente de un diseñador con el fin de hacer nuestra vida más cómoda. A esto le debemos sumar el enorme valor económico que tiene el diseño, 1.5% del PIB se compone de industrias creativas y se proyecta que crezca enormemente.

Autos eléctricos, el futuro que se resiste

Como en cualquier otro caso, los avances tecnológicos tienen un claro punto de inflexión que marca la adopción masiva de un producto porque posee ventajas significativas sobre su predecesor. En el caso de los smartphones fue el precio tanto de los aparatos como del internet móvil, en el caso de los vehículos eléctricos pueden ser varios factores.

Muchos estudios realizados en Estados Unidos sobre las preferencias de los consumidores nos indican que si bien estamos cerca, aún faltan unos años para la adopción masiva de autos eléctricos. Es relevante entender lo que ocurre en Estados Unidos porque generalmente marcan tendencia y es el segundo mercado de autos eléctricos más grande solo después de China.

Apenas el 31% de los consumidores estaría interesado en comprar un auto de este tipo, las principales razones no consideran al precio porque ya se encuentran en el rango preferido por los consumidores, más bien tienen que ver con el rango de la batería, el tiempo de carga y la accesibilidad de las estaciones de carga. Estas tres razones presentan problemas técnicos que seguramente tendrán solución y sabemos qué tan cerca estamos.

El problema hasta este punto ha sido técnico, primero se resolvió el tema del precio con las baterías. En 2013, el precio por kWh era de USD $668, hoy es de $137 y se espera que para 2023 sea de $100. Los siguientes problemas son referentes al uso de las baterías y a su comodidad respecto a su competidor: el motor de combustión interna.

Los números mágicos, por así decirles, en cuanto a rango es 469 km, el Chevrolet Volt es quien más se acerca, pero aún le faltan 52km y en cuanto a carga es 31 minutos por carga completa, el Tesla Model 3 es quien más se acerca, pero aún le falta el último 20% (que es el más difícil porque la velocidad de carga decrece exponencialmente a medida que cargamos).

Por otro lado, la cantidad de recursos que demandan las baterías es enorme. El litio es su principal componente, pero también requiere de miles de componentes que van desde plata hasta silicio y cobre. Para cumplir con su vocación verde es necesario que se garantice a los consumidores que el origen de los componentes es de minas con protocolos de sustentabilidad.

Los mercados financieros ya compraron esta tecnología, el año pasado fuimos testigos del despegue de Tesla y otras marcas de vehículos eléctricos. Compraron en adelantado porque esperan que este punto de inflección llegue más pronto que tarde y porque esta tiene el potencial de solucionar problemas de movilidad y más si tomamos en cuenta el avance paralelo de la inteligencia artificial, de la conducción autónoma, de la economía compartida y del diseño urbano del futuro.

Gigantes corporativos

Royal Dutch Shell perdió cerca de 20 mil millones de dólares mientras que Amazon, Apple, Facebook, Microsoft y un enorme número de empresas de tecnología apuntan nuevos records en cuanto a utilidades. Es probable que ya estemos muy adentrados a un mundo en el que los combustibles fósiles no reinan más.

Por décadas las poderosas empresas petroleras dominaron la escena pública, su control se extendía más allá de las salas de juntas y llegaba hasta los oídos de los mandatarios más importantes del mundo. Hoy, el escenario es otro. Es el de una industria en franca decadencia que necesita ayuda para salir adelante, una ayuda que parece nunca llegará.

Si bien, en México parece que la apuesta es a fortalecer los monopolios estatales de PEMEX y CFE que son ya animales muy viejos, el mundo apuesta a la descentralización y en cierta medida a la democratización de la producción de combustibles y energía. La tecnología lo permite y cada vez por un costo menor, los avances han sido impresionantes.

Este anuncio no tomará a nadie por sorpresa, la decadencia de las empresas petroleras viene anunciándose desde hace tiempo, pero es hoy más claro que nunca cuando vemos que PEMEX perdió 30 mil millones de dólares el año pasado. Es una industria que no podrá sostenerse a sí misma durante mucho tiempo.

Por otro lado, las empresas de tecnología llevan años ya tomando el puesto que antes ocuparon las grandes petroleras, el 2020 solo consolidó su lugar en la cima. Como toda entidad con enormes recursos, preocupa que abusen de ellos como por años lo hicieron los gigantes petroleros.

El fin de la presidencia de Trump fue escandaloso, por decir lo menos. En ese momento, las empresas de tecnología más importantes, especialmente de comunicaciones y redes sociales, mostraron su músculo y prohibieron al entonces presidente de la nación más poderosa del mundo usar sus plataformas.

En primer lugar, ese acto en sí es una muestra del enorme poder que poseen actualmente esas empresas y, en segundo lugar, abre el debate respecto a quién debe de ser juez y garante de la libertad de expresión y que constituye libre expresión y que es discurso de odio.

También le dió vida a otros debates respecto a los datos de sus usuarios y el control que pueden ejercer en la vida cotidiana de las personas comunes, cómo ha promovido episodios de violencia organizados desde sus redes y la preocupación por la privacidad y franca imposibilidad de alejarse completamente de estas redes en este mundo digital.

Es cierto que los tiempos cambian y quienes mejor se adapten o propongan ocuparan la posición que antes le correspondía a otros que la daban por sentada. Pero, también es cierto que la concentración de recursos y poder, en la forma que sea, traerá consigo una serie de preocupaciones y abusos que deben de ser regulados y mitigados.

El futuro de la agricultura sustentable

La agricultura es tan necesaria hoy como lo ha sido por toda la historia humana y al igual que sectores como transporte y energía está al borde de una revolución empujada por la nueva ola verde.

Es muy poco conocido el impacto que tiene esta actividad sobre nuestro planeta, pero los datos son alarmantes: la agricultura contribuye al 23% de las emisiones de gases con efecto invernadero generados por las personas y por si mismas, el cultivo de palma y soya junto con la cría de reses son responsables del 36% de la deforestación a nivel mundial.

Sin embargo, poca atención se dirige a este sector cuando se buscan aplicar medidas a favor del medio ambiente ya sea desde los gobiernos o desde el sector privado a través de inversiones responsables y discusión de mejores prácticas. En gran medida, la falta de atención se debe a la diversidad y complejidad del sector, además de falta de datos confiables y de no ser tan evidente su impacto.

Algunas de las soluciones que se han propuesto para evitar futuros daños del sector se concentran principalmente en evitar que se siga deforestando para avanzar la agricultura y, más importante aún, que se reforestan zonas invadidas por la agricultura.

También se ha pedido redirigir los subsidios que recibe el sector, evitar subsidios generalizados y concentrarlos en cultivos y cría que tengan el menor impacto, además de subsidios para la adopción de técnicas que no dañen al medio ambiente.

La adopción generalizada de técnicas en la agricultura no solamente beneficiaría al medio ambiente, también podría ayudar a aumentar la productividad y valor del sector inmensamente. Una mejor política pública respecto a la agricultura debe de venir acompañada de inversiones responsables del sector privado que privilegien el crecimiento sustentable y a largo plazo sobre ganancias inmediatas.

En México, los estados con mayor producción agroindustrial son los estados de Michoacán, Sinaloa, Jalisco, Chiapas, Sonora y Veracruz, en se orden. De estos 6, destacan en productividad Sinaloa Jalisco y Sonora que promedian 0.2 trabajadores por hectárea, mientras que Michoacán promedia 5 y Chiapas casi 1.

Esto se traduce a menores ingresos por trabajador y a un mayor impacto ambiental por el uso de técnicas anticuadas. Chiapas es el segundo productor de productos cánticos en nuestro país y la deforestación en ese estado ha sido enorme.

Sin duda la agricultura es un sector de enorme relevancia que no recibe la atención necesaria al momento de discutir temas medioambientales y de inversiones responsables, para poder tener resultados contundentes, debemos de tener un enfoque que abarque todos los aspectos de nuestra actividad humana.

Joe Biden y su lucha ambientalista

La presidencia de Joe Biden en los Estados Unidos llegará a la Casa Blanca con la esperanza de millones de personas cuya prioridad es una revolución verde. En campaña prometió que haría todo lo posible por encaminar a su país a que el neto de las emisiones de carbono fuera igual a cero.

Todo parece indicar que va en serio la lucha por una economía que tome en cuenta la salud de nuestro planeta. El futuro presidente nombrará a John Kerry, ex Secretario de Estado bajo la administración de Barack Obama, a una nueva posición que se encargará de ejecutar el plan verde de Biden, dicha posición tendrá un lugar en el Consejo de Seguridad Nacional lo cual marca un hito en la lucha a favor del medio ambiente y da señales de la prioridad que es este tema para el entrante gobierno.

La regulación en temas ambientales parece que será la principal herramienta del gobierno de Joe Biden, probablemente firmará una serie de decretos para revertir las políticas ambientales de Trump que, como sabemos, iban en la dirección contraria. De igual manera, fuentes cercanas al presidente electo afirman que buscará ser igual de estricto con todos los brazos del gobierno y todas las instituciones bajo su alcance.

El sector energético seguramente será el que sufra un cambio más brusco, se favorecerá significativamente a las fuentes de energía renovable como granjas solares y eólicas sobre los combustibles fósiles para generar electricidad, de igual manera pondrá muchas más restricciones a prácticas como el fracking y a la industria petrolera.

En cuanto a México, podríamos salir doblemente beneficiados. En primer lugar, podríamos recibir empresas que busquen migrar hacia zonas con normas ambientales más laxas, especialmente en sectores manufactureros y en segundo lugar, la presión del gobierno norteamericano sobre el mexicano para adoptar medidas en a favor del medio ambiente podría poner un freno al mal manejo ambiental de esta administración

Sin importar la resistencia a la que se encuentre como presidente, Joe Biden tomará como una de sus principales banderas la del cambio climático y cualquier avance en ese tema o semilla que plante durante su presidencia será recordada y agradecida por futuras generaciones. 

PyMes en el olvido

La crisis económica a causa de la pandemia ha arrasado con las PyMes en México. El INEGI informó que en los últimos meses, más de 1 millón han desaparecido y no parece haber indicadores que nos hagan pensar que la tendencia no continuará hasta bien entrado el próximo año.

De alrededor de 4.9 millones de PyMes sobreviven 3.9, casi una de cada cinco ha desaparecido. Un dato aún más alarmante es el resultado de la encuesta que pregunta cuánto más podrían soportar esta situación, la mitad estima no poder sobrevivir otro año, el 10% no cree aguantar 3 meses más.

No apoyar a este sector que, además, es donde se emplea la mayor parte de la fuerza laboral ha sido desastroso. El desempleo ha sido la consecuencia natural, más de 4 millones de personas perdieron su empleo a causa de este cierre masivo de empresas que, a su vez tiene como consecuencia un desplome en los salarios reales. Todo esto es la tormenta perfecta que se refleja en el desproporcionado aumento en la pobreza.

Atender el problema es cuestión de voluntad política y requiere de una solución integral. Atender tanto a la demanda como a la oferta, ofrecer ayuda económica a los consumidores no bastaría porque la oferta de bienes y servicios aún sería limitada. Lo contrario, ofrecer ayuda a las empresas no bastaría porque la demanda por sus bienes y servicios sería limitada.

Un paquete de ayuda temporal tanto para empresas en situación de extrema necesidad como para personas que perdieron su empleo o han visto sus ingresos seriamente afectados tendría que ser prioridad. El costo de no hacerlo sería enorme y dejaría una herida en la economía mexicana que tardaría años sanar.

Mientras que en Estados Unidos se plantean otro paquete de estímulos, en México parece que todo el sector productivo se encuentra en el olvido. Las instituciones financieras han sido las pocas que hecho su parte para ayudar a las empresas y evitar que la tasa de morosidad aumente y dar alivio a sus clientes, pero hay un límite para lo que pueden hacer.

El 37.6% de las PyMes reportó haber incurrido en atrasos en el pago de sus deudas, según los mismos datos del INEGI, la mayoría de los empresarios coincide en que la mejor política de ayuda serían apoyos fiscales. La situación es crítica para millones de empresas que son el motor de la economía mexicana.

Las noticias sobre la vacuna son esperanzadoras, parece que al fin nos acercamos al final de la pandemia, sin embargo, el regreso será paulatina y para muchas empresas, el daño está hecho. Seguirán necesitando apoyo para tener un retorno más pronto a la normalidad.

Campeones en competitividad estatal

El desarrollo y el crecimiento económico en México no es homogéneo, algunos estados han hecho mejor trabajo que otros. Existe una brecha entre los estados industriales del norte y del bajío respecto a los estados del sur, pero algunos otros se están poniendo al corriente.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) publicó recientemente el Índice de Competitividad estatal 2020. En él se mide la capacidad de los estados para forjar, atraer y retener talento e inversión. En este índice otorga medallas de oro, plata y bronce en diferente ámbitos a los estados.

Únicamente la mitad de los estados obtuvieron alguna medalla este año y 5 estados concentraron todas las medallas de oro. Esto nos hace pensar que mientras algunos estados avanzan hacia mejores condiciones de vida y de trabajo otros aún faltan por dar ese paso.

Las entidades ganadoras en las categorías que mide el IMCO son:

  1. En derecho gana Yucatán por tener la menor tasa de homicidios del país y por tener el mayor porcentaje de población que se siente segura.
  2. En medio ambiente gana la CDMX por tener el mayor número de empresas con certificación verde y ser más eficiente en el uso de la energía.
  3. En sociedad gana la CDMX por tener ventajas en sectores educativos y de salud, además de tener la mayor inclusión de mujeres en el mercado laboral.
  4. En sistema político gana Colima por tener la menor incidencia de corrupción y avances importantes en materia legislativa.
  5. En gobierno gana Querétaro por tener el mejor aprovechamiento de los medios electrónicos para interactuar con los ciudadanos y derechos de propiedad claros.
  6. En mercado de factores gana Querétaro por ser el estado más atractivo para población foránea con educación superior y la menor brecha salarial.
  7. En economía gana la CDMX por tener la economía más diversificada, generar mayor proporción del PIB y tener el mayor PIB per cápita.
  8. En precursores fama la CDMX por tener la mayor penetración de servicios financieros y el mayor flujo de pasajeros aéreos.
  9. En relaciones internacionales gana Chihuahua por tener la mayor exportación de mercancías como porcentaje de su PIB y recibir fuertes sumas de inversión extranjera directa.

Es de especial relevancia la competitividad en tiempos de crisis porque le permite a los estados adaptarse y prepararse mejor ante la incertidumbre en la que viviremos los próximos meses.

El IMCO propone a los estados que hagan uso de sus responsabilidades fiscales, es decir que cobren impuestos estatales para poder avanzar en derechos. También que tomen control de la seguridad, educación y salud publica que ahora delegan en gran medida al gobierno federal y que abracen la libre competencia y eliminen prácticas de extorsión. Todo esto para tener estados más competitivos y que crezcan en favor de la ciudadanía. 

Para conocer más visitar https://imco.org.mx/indices/que-no-vuelva-a-pasar-estados-prevenidos-valen-por-dos/