México es el país de la OCDE que más horas trabaja. El trabajador mexicano trabaja más horas que cualquier otro dentro de los países más industrializados, pero esto no es una estadística que hable sobre los trabajadores que son los mexicanos, más bien habla sobre lo mal que trabajamos los mexicanos, la baja productividad y efectividad de cada hora trabajada y sobre las pésimas condiciones laborales que imperan en la gran mayoría del país.
Las horas trabajadas no se traducen en mayor consumo o mejores ingresos, esto se debe, además de la baja productividad de los trabajadores mexicanos, a una pésima cultura laboral y una mala concepción por parte de nuestros gobiernos sobre cuál debe de ser el papel del empleo al momento de emprender proyectos de infraestructura.
Un sinnúmero de proyectos en la historia de nuestro país se han justificado por la cantidad de empleo que generarán. ¿Es ese el verdadero fin que deben tener los proyectos? Si ese es el caso la construcción de caminos deberá de hacerse con la menor cantidad de máquinas y la mayor cantidad de mano de obra y las oficinas deberían de limitar el uso de las computadoras al mínimo indispensable para emplear a la mayor cantidad de gente posible.
O acaso no sería mucho mejor para la sociedad que los caminos se construyeran en el menor tiempo posible para que se comience a utilizar a la brevedad y que las oficinas utilicen la tecnología a su favor para poder realizar de manera más efectiva su misión, cualquiera que esta sea.
Cuál debe de ser el objetivo de cualquier proyecto ¿los empleos que se generarán temporalmente o la carretera que permitirá transportar mercancías y comunicar comunidades por mucho tiempo? La angustia de muchos al hablar sobre el empleo gira en torno a la preocupación de qué harán esas personas y en dónde se emplearán.
Lo que muchas veces olvidamos es que una carretera o un puerto o una oficina que funciona correctamente tiene un efecto en cadena que permea a quienes los utilizan, las personas tienen acceso a más mercados donde vender y comprar de manera más rápida y más eficiente que significa que pueden invertir más, emplear más gente y pagar mejores salarios.
Trabajar mucho y producir poco lleva inevitablemente a tener un consumo bajo, el empleo no es un juego de suma cero. Emplear gente en trabajos improductivos es incurrir en un costo, el costo de oportunidad de no emplear a esas personas en otros trabajos más productivos y el costo de oportunidad del tiempo perdido por no realizar un proyecto enfocado en el que debe de ser su objetivo: construir el camino, el puerto, la eficiencia de una oficina o cualquiera que sea el fin específico de ese proyecto.
Al momento, los datos muestran un crecimiento en la generación de empleos después de la pérdida masiva que se dio en la primera mitad del año, pero si estos nuevos empleos se dan en sectores improductivos, es decir, en proyectos cuyo objetivo es generar empleos y no un fin propio, tendremos un país más pobre que consuma menos. En cambio sí apostamos por adoptar la tecnología en los procesos productivos y avanzar hacia industrias de alto valor añadido, tendremos un país que crezca con empleos de calidad.