La pandemia del COVID-19 será recordada como un evento histórico que llegó para cambiar cientos de cosas que dábamos por ciertas y cuyas consecuencias apenas podemos vislumbrar. El efecto en la economía fue el primero en hacerse notar, pero probablemente los efectos en la salud mental sean los últimos y menos los atendidos una vez que comencemos a salir al mundo nuevamente.

A las personas nos gusta tener cierto grado de certidumbre en el futuro y nos aterra lo desconocido, somos criaturas de rutina aunque normalmente la transitamos con tanta naturalidad que no nos damos cuenta lo poco que cambia nuestro día a día. Esto es positivo, nuestro cuerpo y nuestra mente funcionan mejor si no se tienen que preocupar por programar cada actividad y simplemente nos dejamos abrazar por nuestra rutina.
La pandemia cambió nuestra inercia, dejamos de salir a trabajar, estudiar y divertirnos, también tuvimos que adoptar nuevas medidas de protección como el único esfuerzo que podíamos hacer para contener la propagación del virus. A esto se le sumo en muchos casos una disminución en el ingreso, desempleo temporal y la falta de contacto físico con nuestros familiares y amigos.
Es por eso que sentir miedo y preocupación en estos momentos es completamente normal, el estrés y la ansiedad son reacciones naturales cuando nos enfrentamos a un contexto de incertidumbre y crisis. Ante esta situación la Organización Mundial de la Salud prevé que la próxima crisis de salud será una de salud mental.
Frente al inminente deterioro de salud mental, la OMS ha publicado una serie de recomendaciones básicas para sobrellevar esta crisis: mantener un estilo de vida saludable, lo cual incluye una dieta adecuada, dormir, hacer ejercicio y mantener contacto con los seres queridos por las vías posibles; también recomiendan no recurrir al alcohol o a cualquier droga para lidiar con las emociones y saber dónde y cómo buscar ayuda en caso de que sea necesario.
Finalmente, recomiendan limitar el tiempo de exposición a noticias, si bien es necesario mantenerse informados, una sobreexposición puede aumentar los niveles de preocupación y ansiedad y tomar descansos del trabajo y no pensar que cada minuto del día debe de ser productivos, el descanso y la convivencia son necesarios para poder funcionar adecuadamente,
Cada persona reacciona de manera diferente ante una crisis, lo importante es recordar que todo es temporal y que tarde o temprano volveremos a retomar nuestra rutina y lo que estamos viviendo será recordado como un trago amargo.