El día mundial de la Tierra transcurrió esta semana enmarcada con eventos diplomáticos y mercadotecnia verde que por un momento nos podría hacer pensar que las cosas avanzan en el sentido correcto. Sin embargo, del discurso a la realidad aún existe una brecha enorme que urge recortar.
En el sector financiero, la inversión verde y socialmente responsable, llamada ESG por sus siglas en inglés, ha estado en boca de todos. Se han creado fondos de inversión especializados en este aspecto, se han creado divisiones enteras dedicadas a promover la inversión responsable y todo esto se ha acompañado de enormes campañas mediáticas.
A pesar de los esfuerzos, pasar del discurso a la acción ha probado ser más complicado de lo que sería deseable. El ex director del área de sostenibilidad de BlackRock llamó las estrategias de inversión ESG una campaña de marketing y promesas artificiales.
Uno de sus argumentos principales era que los fondos ESG invertían en empresas muy contaminantes. Sin embargo, esta postura puede ser debatida ya que una manera de comprometer a estas empresas a tomar los cambios necesarios para que las empresas disminuyan su huella ambiental.
A favor de este punto, también se debe de considerar que evitar la inversión en empresas contaminantes aumentaría sus costos de capital lo cual, a su vez, disminuiría la probabilidad de que emprendan reformas en su modelo productivo que las convirtiera en empresas que cumplen con los estándares ambientales.
Los recursos, el discurso y la urgencia ya están a punto para completar una evolución en el mundo de las finanzas. En este punto, los fondos de inversión especializados jugarán un papel clave para liderar esta revolución tan necesaria para el planeta y el futuro de los negocios.
En este sentido, los mercados emergentes tienen la capacidad de ser el epicentro de las mejores prácticas por varias razones. La primera y más importante es la dependencia en recursos naturales de estas economías, otra razón es que serán las economías que más se verán afectadas por el cambio climático.
Estamos en un momento crítico para la historia, es momento para que desde todo los sectores y desde todas las industrias encaminemos nuestros esfuerzos para combatir este problema que nos concierne a todos. La disposición de capital que incorpore este pensamiento en su lógica podrá ser agente de cambio y piedra angular del mismo.
Hoy en día es más difícil identificar la información veraz de la ficticia, parece que en cada momento de nuestro día somos bombardeados con cantidades impresionantes de información que no podemos procesar. The Revolt of the Public, el libro de Martin Gurri que se publicó por primera vez en 2014 presenta una tesis que nos puede ayudar a entender lo que sucede a nuestro alrededor.
Según Gurri, el público y las autoridades son actores antagónicos que hasta hace poco tuvieron una relación de poder asimétrica. La fuerza de las autoridades se manifestaba de manera violenta, autoritaria y jerárquica para controlar al público. En el caso concreto de la información, las autoridades controlaban los medios de comunicación en todas sus modalidades.
La televisión, el radio, la prensa y los líderes de opinión pasaban por el filtro estatal con el fin de que todo su discurso fuera encaminado a legitimar la autoridad. Sin embargo, este monopolio sobre la información fue minado por el surgimiento del internet que convirtió al publico de espectadores pasivos a generadores y transmisores de información.
Además, la lógica con la que opera el público es completamente diferente. No se sostienen por medio de estructuras jerárquicas rígidas, sino por redes que les permiten avanzar la información de manera más democrática. En su libro, Gurri narra los eventos ocurridos en la primavera árabe desde esta perspectiva, en especial lo ocurrido en Egipto que devino en la caída del poder de Hosni Mubarak.
Ahí, la semilla fue plantada por un trabajador de Google que vivía en Dubai, Wael Ghonim. Él creo un evento en Facebook que llamaba a la revolución egipcia en un lugar y fecha determinada inspirado por la caída del gobierno en Túnes. Por razones fortuitas, el evento comenzó a ganar tracción y la gente tomó las calles para protestar la corrupción del gobierno documentando la represión y dando a conocer al mundo lo que ocurría en Egipto. El poder monopólico de la información se había perdido.
Este marco teórico es de especial utilidad para analizar la situación política y económica de México. Por una parte, tenemos un gobierno que entiende que hay que ser generadores directos de información, por eso la conferencia de prensa mañanera y la enorme presencia en redes y que sabe que la mejor manera de neutralizar una red es eliminar los nodos, es decir, socavar la legitimidad de aquellas personas que tienen más eco dentro de la red.
Por otra parte, tenemos a un gobierno sometido al escrutinio público de manera minuciosa. Casi cada falta, error, corruptela y negligencia son documentadas y amplificadas en tiempo real por la red que conforma el público ya sea para justificarlo o denunciarlo. Nuevamente, según Gurri, es hasta ahí donde llega el poder de las redes porque al no tener una estructura jerarquica no pueden tomar accion más allá de un evento, no pueden goberner.
Nuevamente, retomando el caso de Egipto. Las redes tumbaron al gobierno de Mubarak, pero quienes tomaron control del aparato estatal fueron los militares. En México y en el mundo esto ha generado inestabilidad en los sistemas políticos y económicos ya que tenemos autoridades que pierden legitimidad por el escrutinio público, pero que no pueden ser remplazados por las redes que se les oponen.
En este sentido, desde 2014, el autor advertía del surgimiento de gobiernos populistas que capitalizaban el desgaste y el enojo del público para emerger como alternativas a la clase política que se encontraría desprestigiada e incapaz de adaptarse. La lección más importante de este libro es justo esa, que el poder adquirido por el público al convertirse en jugador activo del juego político y económico tienes tanto ventajas como desventajas y debemos ser cuidadosos en quien depositamos nuestra confianza y la información que generamos y consumimos.
Joseph Stiglitz es uno de los más duros críticos de la globalización, no porque se oponga ideológicamente a ella, sino porque cree que no hemos sido capaces de crear un sistema global que funcione en beneficio de todos. En el centro de esta incapacidad, se encuentra la falta de voluntad política para crear un mundo más democrático e integrado.
El mundo requiere de que los países cooperen. Cada día que pasa, la agenda global se impone a la agenda nacional. Es más importante lo que ocurre en otros países para el funcionamiento interno, las políticas ambientales de un país afectan al resto, el calentamiento global avanza en la agenda; las políticas migratorias de un país afectan al resto, avanza en la agenda la migración y, por dar otro ejemplo, los subsidios en un país pueden condenar a millones a la pobreza del otro lado del mundo.
Este último ejemplo, el de los subsidios, es parte esencial del argumento en un capítulo del libro «The Future of Globalization» del expresidente Ernesto Zedillo que escribió Stiglitz. En él, nos muestra cómo las instituciones de la globalización, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, entre otras, presionan a los países en desarrollo a eliminar subsidios y barreras al comercio en sectores donde las naciones más desarrolladas tienen ventajas comparativas.
Los países desarrollados no han sido recíprocos, mantienen sectores fuertemente protegidos. En este mismo capítulo, nos da un ejemplo sobre los subsidios a la producción algodonera en los Estados Unidos, ahí narra cómo los subsidios hacen que los algodoneros produzcan más de lo que deben, lo cual empuja el precio mundial del algodón hacia abajo y esto, como consecuencia, significa una pérdida del 1-2% en algunos países africanos que dependen intensamente del algodón.
Lo mismo ocurre en Europa, donde la producción de productos lácteos tiene efectos graves sobre el medio ambiente, sobre el precio de productos básicos y nos deja con una cifra verdaderamente sorprendente: el subsidio promedio por vaca en Europa al día es mayor que el ingreso de 2.8 mil millones de personas en el mundo. Sin lugar a duda y cada vez más en un mundo que avanza hacía la integración, la política interior tiene repercusiones en el exterior.
Esto se ha cristalizado durante la actual pandemia, hemos visto una enorme disparidad en la distribución de las vacunas. Durante el evento mundial que más ha requerido de cooperación internacional, hemos visto a países actuar de manera unilateral como si lo que ocurriera en su interior no afectara al resto. Lo mismo puede decirse respecto a la amenaza del calentamiento global, los esfuerzos han sido insuficientes.
Lo que Stiglitz propone, es rediseñar el marco institucional que rige la política de la globalización. El objetivo debe de ser una globalización que funcione para todos y que tenga el poder de distribuir responsabilidades y atribuciones de manera democrática y equitativa. Esto será una necesidad que se impondrá porque hay temas que no reconocen fronteras y la manera en la que los abordemos no puede ser desde el unilateralismo ni desde una perspectiva local porque, al final del día, todos estamos en el mismo barco.
Siguiendo los pasos de China, el mayor mercado de las compras en linea, grandes empresas se apuntan a revolucionar la manera en la que compramos y nos relacionamos con nuestras marcas favoritas. Los datos, las redes sociales, la personalización y las experiencias están cambiando la manera en la que compramos.
En China, las ventas en linea superaron los USD $2.29 trillones y se espera que este año más del total de las compras realizadas en el país sea por vía electrónica. El país que más se acerca a es Corea del Sur con 25% del total de las ventas del país realizadas en linea.
Lo que distingue al comercio en linea chino es la integración de buscadores, redes sociales, comercio en línea y pagos. Alibaba, JD y Pinduoduo acapara cerca del 80% del mercado y funcionan, a grandes rasgos como un Google, Facebook, Amazon y Paypal de manera integrada.
Esta integración les permite conocer de manera más profunda a sus consumidores. Los datos lideran la revolución en las compras en China porque las empresas conocen mejor a sus clientes y, a su vez, los clientes están más dispuestos a compartir sus datos que en otros países.
En comparación, Amazon conoce poco de sus clientes. Se limita al comportamiento e historial dentro de su plataforma, pero desconoce sus hábitos sociales y financieros, cosa que sus rivales Chinos conocen a la perfección y utilizan para ofrecer productos a la medida.
Esto ha empujado a empresas a buscar conectar de manera más profunda con sus consumidores de maneras menos tradicionales. El surgimiento de Shopify pretende permitir que cualquiera instale su tienda en linea y conectar a los productores y compradores a través de las redes sociales.
Otro ejemplo es Nike, quien ha decidido concentrar sus ventas en linea dentro de su ecosistema, además ofrece productos digitales como apps que monitorean cuanto corremos o yoga hacemos para entender las tendencias y ofrecer productos personalizados y dirigir las estrategias de ventas.
Todos estos cambios en la manera en la que compramos tienen el potencial de incrementar el bienestar de los consumidores al ofrecerles productos a la medida y a un menor precio. También, puede ayudar a reducir los costos, los inventarios y los desperdicios para los productores.
Sin embargo, la mayor preocupación tanto para los consumidores como para los productores será la privacidad. Las empresas tendrán que probar ser confiables y manejar de manera responsable la información personal de millones de compradores.
Se estima que para 2025 la cantidad de datos que serán capturados excederá los 175 billones de gigabytes. Esta enorme cantidad de información deberá ser regulada y utilizada de formas que no interfieran con la libertad y la privacidad.
Sin duda estamos en el comienzo de una nueva era en las compras que pone a los consumidores al volante y nos permitirá generar tendencias, comprar más y de manera responsable y de una manera que se integre a nuestra vida social de manera natural.
El diseño es una de los pilares de la economía creativa. Para muchos economistas, el desarrollo tecnológico, la automatización y la pérdida de trabajos que esto conlleve tendrá como efecto el crecimiento de las industrias creativas de manera importante en los próximos años.
Vivimos rodeados del trabajo de diseñadores, pero no nos percatamos porque precisamente el buen trabajo de un diseñador es crear productos que se adornen los espacios sin robar la atención. Un buen producto es aquel que no notas porque cumple su propósito de manera elegante, y si lo notas es para exaltar su encanto o su funcionalidad.
El diseño fusiona el arte con la vida práctica, se tiene que entender el contexto económico para desarrollar un producto que sea funcional, estético y comerciable. Busca solucionar problemas cotidianos de la manera más eficiente sin dejar detrás la belleza.
En este sentido, toma valores económicos como la eficiencia, la maximización de beneficios y la completa utilización de recursos para crear objetos que mejoran la vida de las personas. También, esta industria premia la innovación y abraza la competencia, sobrevive el mejor producto.
México tiene un enorme potencial artístico, creativo y cultural que puede ser tierra fértil para el desarrollo de una industria del diseño con identidad propia. Este potencial pude ser aprovechado por empresas de todo tipo que utilizan el diseño más allá del valor estético que provee, lo incorporan en el proceso de desarrollo y lo consideran un elemento estratégico clave.
Empresas como Apple, Google, Samsung y, en México, Bimbo han incorporado el diseño en las etapas de desarrollo de productos y soluciones de negocio. Lo han hecho por medio del «design thinking», esta herramienta incorpora el proceso creativo del diseño para analizar problemas desde muchas perspectivas, redefine los problemas y busca soluciones creativas.
Sin duda, el diseño nos regala enormes beneficios en nuestro día a día, cada objeto que utilizamos a lo largo del día salió de la mente de un diseñador con el fin de hacer nuestra vida más cómoda. A esto le debemos sumar el enorme valor económico que tiene el diseño, 1.5% del PIB se compone de industrias creativas y se proyecta que crezca enormemente.
Las recientes preocupaciones por una crisis de la deuda nos remonta naturalmente a buscar comparativos con el escenario de 1982. Es posible argumentar que las condiciones no son las mismas, pero las consecuencias si podrían ser las mismas. Es por eso que reflexionar sobre lo ocurrido nos puede ayudar a defendernos mejor en el presente y evitar los mismos errores del pasado.
Los motivos del endeudamiento en 1982 fueron muy diferentes a los actuales. En 1982, la gran mayoría de las economías emergentes habían emprendido un modelo de industrialización por sustitución de importaciones. Este modelo era restrictivo al libre comercio, al libre tipo de cambio y al libre flujo de capitales, por estos motivos y otros, el método de financiamiento preferido era mediante reservas bancarias que, por simplificar, reciclaban el dinero dentro de la economía.
Este modelo, por malas prácticas políticas, corrupción y por su inevitable circularidad estaba trabajando a marchas forzadas a finales de la década de los 70 para sostener las grandes empresas estatales y el nivel de gasto publico que tenían como intención dirigir el crecimiento económico desde el centro. Para ese entonces, los países buscaron alternativas de financiamiento y como los mercados financieros en las naciones emergentes eran precarios, naturalmente se acudió al endeudamiento externo.
Para darnos una idea de la magnitud de la situación en 1982, Citibank tenía préstamos a países latinoamericanos que representaban un 174% de su capital, Bank of America 154% y Manufacturers Hanover 77% únicamente en préstamos a Brasil. El destino de los recursos fue igual de determinante. Dentro de las empresas paraestatales, la necesidad de recursos para adquirir bienes de capital y tecnología fueron un reflejo de los problemas estructurales que el modelo anterior buscó resolver, pero que nunca pudo.
En el caso de México, se debe de sumar a esta dependencia el destino de los dólares que entraban a nuestro país por la venta de petróleo. Nunca pudimos disfrutar de los beneficios íntegros de los ingresos petroleros porque la gran mayoría de ellos se uso para el pago de los servicios de la deuda.
La alta inflación en Estados Unidos y la decisión radical del mandamás de la Reserva Federal, Paul Volcker, desencadenarían una serie de eventos que evidenciarían la insostenible situación financiera en gran parte del mundo emergente que se encontraba sostenida por alfileres. Al aumentar las tasas y obligar a los bancos comerciales a aumentar las provisiones causó una violenta restricción en la oferta de créditos y un aumento en las tasas internacionales para evitar la fuga de capitales.
Posteriormente, la administración de Ronald Regan intentaría contrarrestar los efectos drásticos de la política anterior que había causado recesión y transformaría a los Estados Unidos en un paraíso para los grandes capitales que abandonaron a los antes lucrativos mercados emergentes por la seguridad americana.
México daría la primer señal de alerta al declarar su incapacidad de cumplir con sus obligaciones. La cantidad de reservas internacionales era bajísima y nos invita a pensar sobre el trabajo del Fondo Monetario Internacional, ¿por qué darían su beneplacito a esos niveles de endeudamiento cuando los países se encontraban tan mal parados?
En el caso de México, esta situación se empareja con el populismo voraz de José López Portillo. La devaluación del peso, la incautación de los depósitos privados en dólares y la nacionalización de la banca serían decisiones que pagaríamos por mucho tiempo. La confianza totalmente perdida tuvo como consecuencia natural la fuga de capitales y nos pondría en una situación complicada y se recurrió al único medio libremente disponible para financiar el gasto público: la monetización del déficit público.
En la actualidad, la emergencia de la deuda se debe a un choque externo causado por la pandemia no por el agotamiento de un modelo económico. Además vivimos un periodo de excepcional inflación baja a nivel global y dinero barato. Es por eso que los niveles de deuda actuales son manejables para la gran mayoría de los países, también contamos con mejores políticas de control desde los bancos privados, instituciones financieras internacionales y agencias calificadoras.
A pesar de las posibles señales de optimismo que nos podrían indicar que no nos dirigimos hacia una situación similar a la de 1982, la latencia de la inflación y la serie de políticas monetarias que acarrearía debe preocuparnos. Esto podría desencadenar una reacción internacional de impago si, además, la crisis por el coronavirus se alarga por más de lo previsto.
En específico, para México, aún es temprano para conocer los costos y beneficios de la aversión de López Obrador por la deuda externa, si hubiera sido mejor endeudarnos para enfrentar de mejor manera la crisis o nos ahorro de un episodio de estrés. Además, mientras el Banco de México mantenga su independencia podemos estar tranquilos que no habrá una monetización del gasto público, en ese sentido no hay paralelismo con el populismo de López Portillo.
1.9 billones de dólares o USD $1,900,000,000,000.00 es la cifra del estímulo que se discute en Estados Unidos propuesto por el Presidente Joe Biden. Para dimensionar, el PIB de la economía mexicana en 2019 fue de aproximadamente 1.3 billones de dólares.
La Secretaria del Tesoro y expresidente de la Reserva Federal, Janet Yellen defendió la cifra de 1.9 billones contra la propuesta de 0.618 billones del Partido Republicano. En una entrevista para CNBC el pasado 18 de febrero afirmó que los costos de hacer muy poco son mucho mayores a los un paquete ambicioso como le que proponen.
Pese a señales de una reactivación económica más pronta de lo que se había estimado, Yellen dijo que un paquete económico para encaminarnos a una recuperación completa. Dijo no estar preocupada por la inflación que podría causar porque a pesar de ser un riesgo, se mostró segura respecto a las herramientas que tiene la Fed para combatirla, en caso de que surja.
El principal objetivo del estímulo es aliviar el golpe para millones de ciudadanos. Millones de negocios pequeños han cerrado, 15 millones tienen retrasos en sus rentas y más alarmante aún, 24 millones de adultos y 12 millones de niños no tienen el ingreso suficiente para poner comida en la mesa.
El impacto en la nación más rica y poderosa pone en perspectiva lo que se ha sufrido en el resto del mundo. Sin embargo, Estados Unidos tiene el poder de manejar su política monetaria con mucha más flexibilidad que el resto al ser el dólar la moneda de reserva global cuya demanda es bastante segura.
Al igual que las noticias del estímulo anterior, los mercados financieros respondieron positivamente a las palabras de Janet Yellen. Algunos economistas creen que los estímulos no han causado inflación por las restricciones a la economía real que no han causado presión, pero que el alza en los precios de los activos si han reaccionado.
De cualquier manera, esperemos que la reactivación económica de Estados Unidos le de aliento a la economía mexicana y nos empuje a salir del hueco en el que nos encontramos. Solo el tiempo dirá si la decisión de no endeudarse del gobierno mexicano será positiva en comparación de otros países latinoamericanos que comienzan a sentir las presiones por la deuda.
Como en cualquier otro caso, los avances tecnológicos tienen un claro punto de inflexión que marca la adopción masiva de un producto porque posee ventajas significativas sobre su predecesor. En el caso de los smartphones fue el precio tanto de los aparatos como del internet móvil, en el caso de los vehículos eléctricos pueden ser varios factores.
Muchos estudios realizados en Estados Unidos sobre las preferencias de los consumidores nos indican que si bien estamos cerca, aún faltan unos años para la adopción masiva de autos eléctricos. Es relevante entender lo que ocurre en Estados Unidos porque generalmente marcan tendencia y es el segundo mercado de autos eléctricos más grande solo después de China.
Apenas el 31% de los consumidores estaría interesado en comprar un auto de este tipo, las principales razones no consideran al precio porque ya se encuentran en el rango preferido por los consumidores, más bien tienen que ver con el rango de la batería, el tiempo de carga y la accesibilidad de las estaciones de carga. Estas tres razones presentan problemas técnicos que seguramente tendrán solución y sabemos qué tan cerca estamos.
El problema hasta este punto ha sido técnico, primero se resolvió el tema del precio con las baterías. En 2013, el precio por kWh era de USD $668, hoy es de $137 y se espera que para 2023 sea de $100. Los siguientes problemas son referentes al uso de las baterías y a su comodidad respecto a su competidor: el motor de combustión interna.
Los números mágicos, por así decirles, en cuanto a rango es 469 km, el Chevrolet Volt es quien más se acerca, pero aún le faltan 52km y en cuanto a carga es 31 minutos por carga completa, el Tesla Model 3 es quien más se acerca, pero aún le falta el último 20% (que es el más difícil porque la velocidad de carga decrece exponencialmente a medida que cargamos).
Por otro lado, la cantidad de recursos que demandan las baterías es enorme. El litio es su principal componente, pero también requiere de miles de componentes que van desde plata hasta silicio y cobre. Para cumplir con su vocación verde es necesario que se garantice a los consumidores que el origen de los componentes es de minas con protocolos de sustentabilidad.
Los mercados financieros ya compraron esta tecnología, el año pasado fuimos testigos del despegue de Tesla y otras marcas de vehículos eléctricos. Compraron en adelantado porque esperan que este punto de inflección llegue más pronto que tarde y porque esta tiene el potencial de solucionar problemas de movilidad y más si tomamos en cuenta el avance paralelo de la inteligencia artificial, de la conducción autónoma, de la economía compartida y del diseño urbano del futuro.
Royal Dutch Shell perdió cerca de 20 mil millones de dólares mientras que Amazon, Apple, Facebook, Microsoft y un enorme número de empresas de tecnología apuntan nuevos records en cuanto a utilidades. Es probable que ya estemos muy adentrados a un mundo en el que los combustibles fósiles no reinan más.
Por décadas las poderosas empresas petroleras dominaron la escena pública, su control se extendía más allá de las salas de juntas y llegaba hasta los oídos de los mandatarios más importantes del mundo. Hoy, el escenario es otro. Es el de una industria en franca decadencia que necesita ayuda para salir adelante, una ayuda que parece nunca llegará.
Si bien, en México parece que la apuesta es a fortalecer los monopolios estatales de PEMEX y CFE que son ya animales muy viejos, el mundo apuesta a la descentralización y en cierta medida a la democratización de la producción de combustibles y energía. La tecnología lo permite y cada vez por un costo menor, los avances han sido impresionantes.
Este anuncio no tomará a nadie por sorpresa, la decadencia de las empresas petroleras viene anunciándose desde hace tiempo, pero es hoy más claro que nunca cuando vemos que PEMEX perdió 30 mil millones de dólares el año pasado. Es una industria que no podrá sostenerse a sí misma durante mucho tiempo.
Por otro lado, las empresas de tecnología llevan años ya tomando el puesto que antes ocuparon las grandes petroleras, el 2020 solo consolidó su lugar en la cima. Como toda entidad con enormes recursos, preocupa que abusen de ellos como por años lo hicieron los gigantes petroleros.
El fin de la presidencia de Trump fue escandaloso, por decir lo menos. En ese momento, las empresas de tecnología más importantes, especialmente de comunicaciones y redes sociales, mostraron su músculo y prohibieron al entonces presidente de la nación más poderosa del mundo usar sus plataformas.
En primer lugar, ese acto en sí es una muestra del enorme poder que poseen actualmente esas empresas y, en segundo lugar, abre el debate respecto a quién debe de ser juez y garante de la libertad de expresión y que constituye libre expresión y que es discurso de odio.
También le dió vida a otros debates respecto a los datos de sus usuarios y el control que pueden ejercer en la vida cotidiana de las personas comunes, cómo ha promovido episodios de violencia organizados desde sus redes y la preocupación por la privacidad y franca imposibilidad de alejarse completamente de estas redes en este mundo digital.
Es cierto que los tiempos cambian y quienes mejor se adapten o propongan ocuparan la posición que antes le correspondía a otros que la daban por sentada. Pero, también es cierto que la concentración de recursos y poder, en la forma que sea, traerá consigo una serie de preocupaciones y abusos que deben de ser regulados y mitigados.
La agricultura es tan necesaria hoy como lo ha sido por toda la historia humana y al igual que sectores como transporte y energía está al borde de una revolución empujada por la nueva ola verde.
Es muy poco conocido el impacto que tiene esta actividad sobre nuestro planeta, pero los datos son alarmantes: la agricultura contribuye al 23% de las emisiones de gases con efecto invernadero generados por las personas y por si mismas, el cultivo de palma y soya junto con la cría de reses son responsables del 36% de la deforestación a nivel mundial.
Sin embargo, poca atención se dirige a este sector cuando se buscan aplicar medidas a favor del medio ambiente ya sea desde los gobiernos o desde el sector privado a través de inversiones responsables y discusión de mejores prácticas. En gran medida, la falta de atención se debe a la diversidad y complejidad del sector, además de falta de datos confiables y de no ser tan evidente su impacto.
Algunas de las soluciones que se han propuesto para evitar futuros daños del sector se concentran principalmente en evitar que se siga deforestando para avanzar la agricultura y, más importante aún, que se reforestan zonas invadidas por la agricultura.
También se ha pedido redirigir los subsidios que recibe el sector, evitar subsidios generalizados y concentrarlos en cultivos y cría que tengan el menor impacto, además de subsidios para la adopción de técnicas que no dañen al medio ambiente.
La adopción generalizada de técnicas en la agricultura no solamente beneficiaría al medio ambiente, también podría ayudar a aumentar la productividad y valor del sector inmensamente. Una mejor política pública respecto a la agricultura debe de venir acompañada de inversiones responsables del sector privado que privilegien el crecimiento sustentable y a largo plazo sobre ganancias inmediatas.
En México, los estados con mayor producción agroindustrial son los estados de Michoacán, Sinaloa, Jalisco, Chiapas, Sonora y Veracruz, en se orden. De estos 6, destacan en productividad Sinaloa Jalisco y Sonora que promedian 0.2 trabajadores por hectárea, mientras que Michoacán promedia 5 y Chiapas casi 1.
Esto se traduce a menores ingresos por trabajador y a un mayor impacto ambiental por el uso de técnicas anticuadas. Chiapas es el segundo productor de productos cánticos en nuestro país y la deforestación en ese estado ha sido enorme.
Sin duda la agricultura es un sector de enorme relevancia que no recibe la atención necesaria al momento de discutir temas medioambientales y de inversiones responsables, para poder tener resultados contundentes, debemos de tener un enfoque que abarque todos los aspectos de nuestra actividad humana.