Los números y las gráficas que han circulado los últimos días sobre el desempleo en Estados Unidos son impresionantes, nunca antes se había visto una situación similar, el parecido más cercano es con la Gran Depresión. De esta magnitud, si no es que más, es la situación que estamos viviendo en estos momentos, la dimensión del desempleo dependerá en gran medida de qué tanto disminuya la actividad económica y su impacto de qué tanto reaccione el mercado laboral al levantamiento de medidas de protección en la segunda mitad del año.

En México, la situación es distinta. Antes de la pandemia, el ritmo de crecimiento del empleo era mínimo, 2019 fue uno de los peores años desde la crisis financiera de la década pasada. Esto presenta una preocupación mayor, ya que algunos analistas sugieren que el ritmo de crecimiento del empleo regresará, como máximo, a las tasas de crecimiento anteriores a la pandemia conforme se reactive la actividad económica. En México esto no será suficiente, además será doblemente complicado combatir el desempleo sin cifras oficiales confiables, ya que el INEGI no publicará la Encuesta nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) en los meses de abril y mayo, en vez, publicará resultados de los indicadores laborales que provendrán de encuestas telefónicas, con todos los problemas que estos acarrean.
Sin embargo, no todos los resultados eran negativos, la masa salarial, que se compone del número de empleados multiplicado por el salario promedio, registraba altos históricos antes de entrar en la situación actual. Esto nos revela que, a pesar del lento crecimiento en el empleo, los salarios y las condiciones laborales presentaban un sostenido crecimiento, en gran medida empujado por el significativo aumento en el salario mínimo que, por primera vez en décadas, se encuentra por encima de la línea de bienestar, es decir, que se puede comprar una canasta básica para un trabajador y un dependiente con ese ingreso.
La falta de ayuda por parte del gobierno a las Pymes y sus trabajadores probablemente hará más fuerte el golpe del desempleo en México que en otros países. Los créditos que darán a aquellas empresas que no hayan despedido a ningún trabajador probarán ser un incentivo insuficiente para evitar el desempleo, ya que el monto del crédito es muy bajo y existe opacidad en el proceso de su otorgamiento. Sin embargo, toda vez que las empresas manufactureras y el comercio en México son intensivos en uso de personal a comparación de otros países que son más intensivos en capital, nos hace pensar que estas industrias que concentran la mayor proporción del empleo se verán forzadas a recontratar a la gran mayoría de sus empleados para retornar a sus actividades, por lo que será una situación de desempleo temporal para la gran mayoría de la masa laboral.
Lo mismo ocurre para los sectores de servicios, probablemente el sector turismo sea aquel que presente una más lenta recuperación al igual que los servicios de lujo por no ser actividades esenciales y las primeras en verse afectadas en toda crisis. La naturaleza del mercado laboral mexicano, intensivo en mano de obra, en general mal pagado, poco regulado y con pocas redes de protección para los trabajadores lo vuelve más volátil que otros, es por eso que podemos esperar un fuerte golpe, pero un retorno casi igual de fuerte a medida que las cosas regresen poco a poco a un estado de normalidad relativa.